Tsonga, el héroe de Francia

Hay tanta noticia en la victoria de Tsonga como en la derrota del suizo. Que gane Tsonga implica regenerar la esperanza en una afición que ya había perdido la fe muchos años atrás. Han sido demasiados tenistas que se han quedado en el casi, demasiadas promesas sin cumplir, pero nadie ha entusiasmado tanto en Francia como Tsonga, número uno del país y a las puertas de acabar con la maldición.

Le queda todavía un trecho, una rampa complicada de negociar porque en semifinales está Ferrer. Pero Tsonga juega de maravilla en este Roland Garros y ha sido muy superior a Federer . El helvético es la otra parte de la noticia, la parte negativa porque parece que cada vez está más lejos de la elite. No hay títulos en su palmarés de 2013 y tampoco ofrece oposición en los encuentros importantes. Federer se diluye, aunque se encargue siempre de desmentir su fin con regresos espectaculares. Para algo es Federer, él nunca se va.

El número tres del mundo tuvo 4-2 en el primero, pero se enredó solito y pasó a un 7-5 y 3-0 demoledor. Sus golpes no sonaban bien y enfrente tenía a un jugador desatado, alentado por el calor de una grada que empujaba en cada intercambio. Tsonga, puro fuego, ha castigado a su rival con un recital de martillazos interminable , impulsado por un servicio que emplea con mucha más habilidad que potencia en tierra.

Resuelto el segundo set con aparente facilidad, Tsonga ha mantenido la tendencia en el tercero. Ha roto nada más empezar y, aunque Federer ha recuperado la desventaja, el francés tenía la situación perfectamente controlada. Era demasiado para un Federer indolente , la semifinal era suya.

Su festejo, rutinario ejercicio de saltos a modo de boxeador, activa a la afición francesa. Se puede, grita el personal, claro que se puede. Se puede acabar con la maldición, con esos treinta años de sequía. Noah tiene heredero y ese es Tsonga . Va a por Ferrer.