Ferrer destroza el sueño de Robredo

Su problema fue que llegó demasiado justo al duelo con Ferrer , vacío el depósito por mucho que la ilusión le niegan la evidencia a las piernas. Eran doce horas y cuarto batallando en las rondas previas, con tres remontadas agónicas con dos sets en contra ante Sijsling, Monfils y Almagro, y encima le tocó luchar en cuartos con uno de los tenis tas más rocosos del circuito. Desde el primer intercambio, Ferrer tomó la iniciativa y se apuntó otro triunfo en silencio. Sin que nadie repare en él, ya está en semifinales.

Lo consigue por segunda vez y de forma consecutiva. Lo consigue sin todavía haber pisado la central, condenado a pistas secundarias porque así lo entiende la organización. La realidad es que Ferrer se ha plantado en la penúltima ronda sin ceder ni un solo set y con una progresión sensacional. Va a más y se le presenta la oportunidad de su vida, consciente desde que se dibujó el cuadro.

Mientras Ferrer juega, el público está pendiente de lo que sucede en la Chatrier porque está Tsonga batallando con Federer. Mientras Ferrer juega, Robredo asimila que su historia acaba en martes, un martes en el que libera la tensión acumulada de estos días, un martes en donde ya no llora de emoción. Robredo ya descansa, pero jamás podrá olvidar todo lo que ha vivido aquí . Sus remontadas se recordarán para siempre.

Nadie creyó que fuera posible que lo repitiera ante Ferrer. La tendencia del primer set marcó el desenlace, demasiado superior el alicantino . Rompió dos veces el saque del catalán y jamás titubeó con el suyo por mucho que los porcentajes no fueran óptimos. Navegó sin problemas y en poco más de media hora se había apuntado la manga.

La grada ya no murmullaba, igual de convencida y algo defraudada porque apenas hubo partido. Estaba Ferrer de por medio y hay pocos tenistas tan combativos y regulares como el quinto del mundo, cuarto cabeza de serie aquí. Cada golpe de fondo de la pista pesaba horrores y Robredo, aunque cumplió con su promesa, no pudo más. Corrió a por todas las bolas y ni si quiera así fue capaz de evitar la paliza. El 6-1 del segundo fue definitivo.

Nadie ha ido tan rápido en Roland Garros como Ferrer, un tren en línea recta. Su tenis reluce a la espera de exprimirlo en el momento decisivo. Se le imaginaba por estas rondas y más compitiendo en tierra batida, pero ahora asusta, Ferrer no duda. En una hora y 25 minutos, despachó a Robredo y se abrazó a él para reconocerle el mérito, generoso en el piropo. Ahora se le abren las puertas del cielo, Ferrer quiere más. Espera Tsonga.