Djokovic se pone serio

El número uno del mundo se siente a gusto en la tierra francesa, impulsado por los buenos resultados de las rondas previas. En la anterior redujo a la nada todo el talento de Grigor Dimitrov y ante Kohlschreiber aprendió a sufrir , imprescindible en un torneo grande como éste. Después de un primer set errático, demasiado contemplativo en algunas fases, ha activado la máquina y no ha permitido mayor sorpresa que la pérdida de ese parcial.

Djokovic, campeón en Montecarlo y minimizado en el Mutua Madrid Open y también en Roma, ha aplicado la lógica después de esa dubitativa puesta en escena. Tan pronto se ha visto en peligro, ha apretado los dientes y ha dejado las bromas para otro momento, concienciado de que en juego había una plaza para cuartos. Se la ha ganado con un ejercicio de constancia y en las mangas posteriores ha roto el saque de Kohlschreiber muy pronto, una ventaja decisiva.

Son triunfos que le valen para creer en más. Kohlschreiber, 19 del mundo, tiene un repertorio magnífico , indiscutible su clase y admirado por ese revés a una mano. Pero le falta confianza y ante Djokovic parecía conformarse con ese primer set. A partir de ahí, y aunque ha luchado con dignidad, se ha difuminado cada vez que se disputaba un punto importante.

Haas es infinito

Tommy Haas será su rival en cuartos de final , un duelo precioso entre dos gladiadores. Al alemán se le respeta en todos los lugares del mundo porque hay muy pocos como él, un veterano de 35 años que vive su enésima juventud. Le va tan bien que es incluso capaz de arrasar a Youzhny después de un maratón ante John Isner, a quien superó en el quinto set por 10-8 después de malograr 12 bolas de partido.

No parece que le pesen las piernas a este alemán que en su día llegó a ser dos del mundo. Le torturaron todo tipo de lesiones, coqueteó con la jubilación anticipada y volvió por amor a su hija, pues quería que le viese en una pista de tenis . Acertó con el regreso y ahora está en los cuartos de París, una ronda que desconocía .

Además, llega después de un encuentro tremendo ante Youzhny. El ruso, un jugador colérico, destroza la raqueta porque no encuentra la salida y queda preso del juego de Haas. Es una batalla tremendamente desigual entre dos reveses a una mano notables, pero esta vez sólo funcional el del germano. Haas ni suda y sigue vivo, más fuerte que nunca.