El sueño olímpico de la capoeira

El español Magrela, heptacampeón del mundo, trabaja desde hace años para poder ver a su disciplina en unos Juegos

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Magrela posa para ABC en Segovia antonio tanarro

La identidad brasileña se ha exportado por todo el planeta gracias a elementos característicos de una gran riqueza. El portugués, la 'canarinha', la samba, el carnaval... y la capoeira. A pesar de su fama mundial y haber sido nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la ... Humanidad por la Unesco, apenas es conocido todo lo relacionado con el panorama capoerístico. Una actividad que es «mucho más que un baile».

Así entiende la capoeira Magrela, nombre artístico por el que responde Flavio Oliveira da Silva Dhein (Foz de Iguazú, Brasil, 1985). Si hay alguien capacitado en España para disertar sobre esta actividad, ese es él. El brasileño es siete veces campeón del mundo y recientemente se impuso en la categoría internacional del VMB 50K, el mayor campeonato de capoeira del planeta. El evento tuvo lugar en el icónico Pan de Azúcar, en Río de Janeiro, y Magrela, representando a España, batió al chileno Moica.

Desde niño, ha estado vinculado a la capoeira. Se adentró en ella gracias a una actividad extraescolar en el colegio, ubicado en su ciudad natal, célebre por la cataratas de Iguazú. Con 12 años, Magrela representó a su escuela en una exhibición celebrada con motivo del día de la Independencia de Brasil, en la que se llevó el premio a la mejor actuación. El primero de muchos trofeos que estaban por venir.

Ya adentrado en la adolescencia, empezó a viajar por todo el país para acudir a campeonatos locales y regionales. En el año 2000, tuvo lugar el primer Mundial de capoeira. El brasileño no logró clasificarse, pero en la siguiente edición, en 2002, Magrela se coronó campeón del mundo. Dos años más tarde, con la reedición de su título, le llegó una oportunidad que le cambió la vida. Los campeones masculino y femenino fueron invitados a Europa para una actuación, tras la cual Magrela recibió una oferta para quedarse en España y ejercer de profesor de capoeira en Segovia. No lo dudó. «Siempre había querido dar clase en Europa y cuando me surgió la oportunidad, ni me lo pensé».

Desde entonces, Magrela ha vivido como nadie el crecimiento que la capoeira ha tenido en España: «Cuando llegué la gente ni siquiera conocía lo que era. Solamente en las grandes ciudad como Madrid, Valencia y Barcelona se oía sobre ello. Entre 2005 y 2007 hicimos un gran trabajo de promoción, sobre todo a través de exhibiciones en fiestas de pueblo. Hoy está bastante difundido, yo creo que todo el mundo en España ya sabe lo que es la capoeira y de dónde proviene».

Magrela tiene claro que no se trata únicamente de un baile. «Engloba varias facetas, como la lucha, el deporte, la cultura, la música, la educación. También es un baile porque tiene música, pero dentro hay un mundo muy grande». De hecho, esta disciplina nació como un arte marcial. Los esclavos africanos exportados a Brasil la desarrollaron para defenderse y, cuando sus superiores estaban mirando, lo mezclaban con un baile para ocultar que estaban ejercitando una lucha.

«Ya tenemos reconocida la parte cultural, gracias al nombramiento de la Unesco. Y ahora estamos trabajando para que la parte deportiva también sea reconocida», asegura Magrela. Uno de esos pasos es soñar con la inclusión de la capoeira en unos Juegos Olímpicos, algo en lo que tanto el brasileño como todo el mundo capoerístico están trabajando. «A través de eventos como el VMB 50K, organizados y con una gran estructura, estamos cada vez más cerca de conseguirlo», asevera confiado.

Un deporte joven

El primer Mundial de capoeira se celebró hace 23 años, lo que indica que se trata de una disciplina joven. «Comparada con artes marciales como el taekwondo o el judo, es mucho más joven. Entonces tenemos trabajo por delante». Con todo, Magrela se muestra convencido del potencial que tiene: «Tengo la fiel convicción de que tiene visos para ser un deporte que atraiga multitudes de gente por su belleza, su control temporal, el dominio del tiempo y el espacio y, sobre todo, por el entretenimiento que proporciona. Una vez establezcamos buenas reglas y condiciones, puede ser un gran espectáculo para el público».

A pesar de que la faceta musical es la más reconocida, la que puede darle el billete olímpico es el intercambio de golpes y patadas que también incluye. Por ello, Magrela considera que esta disciplina merece el salto a deporte. «Tiene sus criterios, hay una puntuación y es bastante competitiva, porque tengo que tirar al suelo a mi compañero sin dejar que él me pegue. Mucha gente piensa que está coreografiado. Para nada. Sale todo instintivamente, natural y sin pensarlo. Es muy improvisado».

Magrela acumula 18 años a sus espaldas dedicado a la capoeira. El VMB 50K fue una gran oportunidad para apreciar el crecimiento de esta disciplina. Y, en el futuro, este capoeirista afincado en Segovia podría darle a España una medalla olímpica.

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