¿Qué pasó con... José María Claro?

¿A qué se dedica en la actualidad?

Soy agente comercial de material de entrenamiento y recuperación. Creo espacios de entrenamiento cubiertos, indoor, y para entrenar al aire libre. Está muy relacionado con mi entorno, mi vida, con mis estudios vinculados al deporte.

¿Fernando Climent es su inspiración para llegar al remo?

Sí. Recapitulando, es así. A mi generación la marca Fernando por la cercanía, por ser sevillano y el mejor, para mí, de la historia del remo nacional. A nivel anecdótico, recuerdo que con quince años iba corriendo por el Puente de Triana y vi pasar un bote de remo. Me quedé mirando cómo pasaba el bote, el río, el entorno, la seriedad. Al mes y pico, me moví y me enteré de que en el Círculo de Labradores hacían pruebas. Había sección de remo. Entré y tuve la suerte de disfrutar y competir.

¿Cuándo se propone competir?

Yo empecé con catorce o quince años en el Círculo. Fuimos campeones, lo cual fue un hito para el club. Empezó una generación muy fuerte de remeros, con Juan Luis Aguirre, Eduardo Uribe, Enrique de Vera, Salvador Navarro... Logramos resultados con entrenadores como Miguel Rovira y Gonzalo Briones. Comencé a tomármelo en serio y, con 16 ó 17 años, cuando me llaman del equipo nacional, hay un punto de inflexión.

¿Se reencontró este año con el remo o ya lo había hecho antes?

Lo dejé en el 96 por el trabajo, los estudios y porque estaba muy cansado. Volví de veterano hace siete u ocho años a través de un gran amigo y compañero de batallas, Lara, que me animó. Me abrieron las puertas del club a través de Gaspar Company, responsable de remo, y ahí estamos, con el equipo de veteranos compitiendo a nivel nacional.

¿Anchoa es la persona que más le marcó al principio?

Segurísimo. Hace poco lo recordamos viendo su hermandad el Domingo de Ramos y nos emocionamos mucho. Me impregnó de su carácter, te llevaba a su terreno con su carácter tan carismático. Me marcó mucho. En el remo todo el mundo tiene un mote y a mí me decía Largo. Me motivaba en los entrenamientos y con el paso del tiempo te das cuenta de que quería sacar lo mejor de ti. Le tengo mucho cariño y lo tendré siempre en el recuerdo. Era entrañable.

La concentración para Barcelona 92 fue muy larga.

De año y medio largo. Recuerdo que, a través de Anchoa, recibí una llamada para trabajar en la cabalgata de la Expo 92. Nos pagaban muy bien. Y a los dos días me llamaron de la Federación para formar parte del equipo preolímpico. Mis amigos me decían que me quedara para la Expo, pero lo hablé con mi padre y al final me fui con el equipo nacional a Galicia. Fue duro porque éramos un bote joven, pero al final logramos la clasificación y fuimos a los Juegos. El esfuerzo mereció la pena, se lo aseguro.

Llegó a trabajar en el Caja San Fernando.

Sí, estudié Magisterio, la especialidad en Educación Física y también hice un máster en el Comité Olímpico. Trabajé de preparador físico en la cantera gracias a Diego Soto, gran persona y profesional. Tengo un gran recuerdo de un club que marcó una época, la de Petrovic e Imbroda, con resultados tan potentes.

Y también en el Betis.

Sí, como preparador físico, y a través de Enrique Romero, que era el responsable de la parcela física de la cantera. Estuve con el equipo juvenil en el que Joaquín ya apuntaba maneras.

¿Verá la final de la Copa del Rey?

Seguro, aunque no estaré en el estadio.

¿No tiene entradas?

No. Estaré allí con el corazón. Lo veré en la tele con mi familia y amigos, deseando que gane. Seguro que lo va a conseguir.