Sebastián García, de fabricar tornillos al Circuito Europeo

En ese amplio grupo se mueve desde hace años Sebastián García (36), un madrileño bien dotado para el deporte (fue campeón de España juvenil de motocross) que se quedó prendado del golf con igual velocidad. Tanto fue así que hizo todo lo que tuvo en su mano para poder jugar en el club de su pueblo, Villalbilla. «Lo que yo quería era jugar a toda costa en El Robledal y me puse a trabajar en una fábrica de tornillos que había allí al lado para sacar dinero por las mañanas y así poder practicar por las tardes. Y lo conseguí», recuerda.

Esa visión positiva de las cosas es algo que se la acompañado siempre, y se vanagloria de ello. «Cuando miro hacia atrás veo que tengo la misma ilusión que al principio, o incluso más, porque las ganas de trabajar han sido una constante durante toda mi vida. Yo definiría mi trayectoria como trabajo, trabajo y trabajo». Y así es como se hizo profesional, comenzó jugando el Circuito de Madrid y luego dio el primer salto internacional al Alps Tour (donde ganó tres veces) y luego al Challenge Tour. En esta segunda división continental también destacó, hasta el punto de lograr el ascenso definitivo en 2020.

Sin embargo, su vida en el Circuito Europeo no fue fácil. Los resultados no terminaron de acompañarle por diversos motivos, hasta el punto de que perdió la categoría en 2024. Lo que más le afectó, sin duda, fue quedarse sin sus padres y una complicada lesión de muñeca. «Ya había muerto mi padre antes y justo al día siguiente de salir de siete horas de quirófano, fallece mi madre. El palo fue tremendo, pero son momentos en la vida que todo el mundo tiene que pasar. Y viéndolo ahora con calma creo que me hizo esforzarme más para conseguir las cosas». En su filosofía tiene claro que hay que sacar lo mejor de los peores tragos, y eso le ha servido para «conocerme mejor, saber lo que realmente quiero y poder disfrutar de los momentos difíciles». De ahí que haya sabido sobreponerse a volver este curso a la categoría inferior y no solo no hundirse sino luchar por recuperar la categoría, algo que al final ha conseguido.

Un triunfo en China en el último torneo regular y el paso por la final de Mallorca le ha dado definitivamente la carta del Circuito Europeo para 2025. «Al principio fue un cambio bastante grande, ya que bajaba de la primera división, me faltó adaptarme a la nueva situación y a los cambios en mi equipo. Mi entrenador de toda la vida, Pepín Rivero, se jubilaba y empecé con Miguel Fajardo. Por eso decidimos centrarnos más en un proceso que en un resultado y el objetivo empezó a llegar después del verano, con tres top 10 en cuatro torneos y una victoria de remate».

Es el triunfo de la constancia y de la alegría. El de una sonrisa que nunca falta y que es su seña de identidad.