Esbozos y rasguños
Cosas veredes
«...inaudito también era que Brahim jugara tan poco y ya parece instalado en el once, haciendo gozar al Bernabéu. Todo es cuestión de paciencia»
La pausa
Sigue resultando inaudito que la irrupción más espectacular en el fútbol inglés de los últimos años sea precisamente la de un jugador que todavía no ha llevado ni un minuto el parche de la Premier League en la manga. Asombra e inquieta a partes iguales. ... Porque sabemos que a partir de ahora no cejarán en su empeño de intentar repatriar a Bellingham, como si fuera un cuadro expoliado que ahora luciéramos ufanos en el Museo del Prado. Tratarán de conseguir a toda costa esa instantánea de Bellingham luciendo el león con corona de la Premier. Sea como sea. Pero no competirá el Real Madrid únicamente con clubes ingleses. Se convertirá en una misión política.
Tampoco sería la primera vez. En el fútbol actual toca lidiar con ese tipo de injerencias que van más allá del fútbol. Hace poco vimos cómo Macron se reunía con Mbappé para convencer al de Bondy de quedarse en Francia, apelando a su sentimiento patriótico. Leo también hoy en Relevo que la NASA el pasado verano llamó e invitó a Pintus a Houston para conocer y profundizar en su metodología de trabajo con sus jugadores. ¡Lo que nos faltaba ya! Espionaje industrial de la NASA para descubrir el método Pintus. Así es difícil competir. Las amenazas brotan de los lugares más insospechados. Si ya era difícil luchar contra clubes-estado, las multipropiedades y el sistema Negreira, ahora tenemos que pelear directamente contra estamentos y figuras del Estado. Por eso no me fío. Ya me puedo imaginar una llamadita de madrugada de Carlos III de Inglaterra a Bellingham: «Vuelve a casa, chico».
Siguiendo con cosas inauditas, sería de agradecer que en el nuevo Bernabéu, antes de traer a cantar a Aitana y a Taylor Swift, se lograra conseguir WiFi para los que van al estadio. Ha pasado el tiempo suficiente para que esa molestia pudiera haberse solucionado. Está muy bien que el Santiago Bernabéu sea un salto al futuro, pero de momento lo que supone para el habitual es un regreso a 1994. Llegar al Bernabéu es atravesar un portal dimensional que te traslada a otra época, desconectado de cualquier forma de comunicación con el exterior. Se supone que hay muchas cosas que han cambiado en el estadio y que ahora hasta se pueden pedir gildas (elección de catering sorprendente donde las haya para un campo de fútbol), pero es llamativo que no se hayan solventado ciertos asuntos a día de hoy. El abonado medio nunca pide demasiadas cosas. Sí algunos mínimos.
Pero inaudito también era que Brahim jugara tan poco y ya parece instalado en el once, haciendo gozar al Bernabéu. Todo es cuestión de paciencia.