Esbozos y rasguños
El último enarcamiento de ceja
Uno no puede evitar sentir una punzada agridulce al pensar que, con casi total seguridad, esta será la última temporada de Ancelotti dirigiendo al Real Madrid
Joven perla turca
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Iniciar sesiónSiempre he sido muy partidario de que los entrenadores más laureados tengan un último baile en un Mundial, dirigiendo una selección. Y ya puestos a elegir, que no sea la de su propio país. Capello entrenando a Rusia o Hiddink con Corea del Sur son ... ejemplos a seguir: contratazo, sin grandes aspiraciones y vivir sin la presión de tener que ser profeta en su tierra. Cualquiera que haya pasado un largo tiempo en los banquillos entiendo que aspirará a algo parecido: vuelos en primera, viajes por el mundo ojeando jugadores seleccionables, hoteles con piano y apenas una veintena de partidos que dirigir al año. El bueno de Carletto merece acabar su exitosa carrera así. Necesita reducir su consumo de chicles. Se lo ha ganado.
De hecho, diría que demasiado tiempo ha tardado Ancelotti en terminar de aceptar la oferta de la Confederación Brasileña. A mí me trasladan una propuesta así a estas alturas de la vida y antes de terminar de leer ya estoy haciendo las maletas con el pasaporte en la boca para subirme al primer taxi que me deje en el aeropuerto. En el caso particular de la unión Ancelotti-Brasil, además está el aliciente de poder llegar a un vestuario de estrellas bendecido por la terna formada por Vinicius, Rodrygo y Militao, llamada a ser la columna vertebral de la canarinha en años venideros. Todo son ventajas.
Dicho esto, uno no puede evitar sentir una punzada agridulce al pensar que, con casi total seguridad, esta será la última temporada de Ancelotti dirigiendo al Real Madrid. Tampoco nos engañemos: mucho tendría que hacer para que no lo fuera. A fin de cuentas, no suele durar más de dos años en un mismo equipo. No sé si será por su espíritu nómada o por la exigencia cada vez más salvaje de los banquillos de los grandes de Europa, pero lo cierto es que desde que saliera de su AC Milan en 2009 nunca había pasado más de dos cursos seguidos en un mismo club. Y la lista es nutrida: Chelsea, PSG, Bayern, Nápoles y Everton. Hasta ahora.
Mejor así, supongo, viendo el final desde el principio. Porque como decía el joven Holden Caulfield en 'El guardián entre el centeno' al decir adiós a su viejo profesor de historia durante una desapacible noche de invierno: No me importa que sea una despedida triste o que sea una despedida desagradable, pero cuando me voy de un sitio me gusta darme cuenta de que me marcho. Si no, luego da más pena todavía.
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