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Esbozos y rasguños

El que llora el último

Así luego pasó lo que pasó: Vinicius provocó en el último aliento del partido, cuando el empate ya se daba por bueno, la jugada decisiva para que la empujara Bellingham

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Javier Aznar

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Uno a veces no entiende demasiado a algunos aficionados al fútbol. Se pasan la vida viendo partidos, viajando por el mundo y aun así no aprenden las normas básicas de supervivencia y etiqueta cuando te vas a enfrentar a un rival temido en Europa. Aunque ... ya solo sea por una cuestión de mera superstición, nunca conviene azuzar al oso. Porque se puede revolver. Y si el oso gruñe, todos se callan. Cuando en los prolegómenos del partido uno de los fondos del Etihad sacó una pancarta llamando llorón a Vinicius ya se intuía que algo podía ocurrir. Por no hablar del gesto de mal gusto de Rodri sacando una foto al tifo (como si no pudiera conseguir luego la instantánea por ahí). Así luego pasó lo que pasó: Vinicius provocó en el último aliento del partido, cuando el empate ya se daba por bueno, la jugada decisiva para que la empujara Bellingham con esa galopada de purasangre inglés y sellar así la remontada blanca. Provocar a los dioses del fútbol tiene estas cosas. El que llora el último, llora peor.

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