Esbozos y Rasguños
El jardinero fiel
Jugar una eliminatoria contra el portugués Bernardo Silva es como ir al dentista
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Iniciar sesiónEl Madrid, en ese insaciable afán por la remontada y la épica, arrancó el partido inventándose la autocanasta de Pedro Ferrándiz aplicada al fútbol. Una entrada algo alocada en el segundo 40 de Tchouaméni acabó con Bernardo Silva celebrando un improbable gol de ... falta tras un despiste de un muy mal plantado Lunin. A partir de ahí, como si hubiera sido una jugada de pizarra, el conjunto blanco empezó a sentirse cómodo, a soltar lastres y a crecer. Y cuando ya consiguió ponerse por delante en el marcador, se volvió a desinflar. Especialmente un Bellingham al que se le ve algo tocado, falto de energía y protestón en exceso. En el Bernabéu gran parte de la afición pidió que entrara Joselu en lugar del inglés en el tramo final del partido, señal francamente alarmante.
Bernardo Silva volvió a demostrar, una vez más, que sería peligroso hasta si Guardiola le pusiera de jardinero, como dice el periodista Javi Roldán. Siempre está tramando todo tipo de maldades. Se presenta siempre los partidos grandes con un estuche que abre con todo tipo de instrumentos de tortura para infligir el mayor daño posible a sus rivales en función de sus caracteristicas. Y elige siempre bien. Con su aspecto algo macilento y frágil, que cualquiera día que acabara de salir de una estancia en el hospital de diez días, es un secundario de lujo. Jugar una eliminatoria contra el portugués es como ir al dentista. Nadie sabe muy bien cómo, pero consigue aparecer en todas las jugadas sin marcaje alguno. Lograría quedarse solo en una página de «¿Donde está Wally?».
Es posible que ese gol de pillo de Bernardo Silva deje muy señalado a Lunin, pero Courtois, de quien nadie en su sano juicio dudaría de su valía, también regaló la temporada pasada en Anfield un gol al Liverpool del que nunca nos acordamos porque aquel partido acabó en un 2-5. Ningún portero está exento de este tipo de fallos. A Keylor Navas también le sorprendieron de manera muy parecida en el Bernabéu en una eliminatoria contra el Nápoles. Los finales felices cambian nuestros recuerdos.
Uno de los mejores del Real Madrid fue Valverde, autor del justo gol del empate blanco. A Park Ji-sung, jugador coreano de culto del otro equipo de Manchester, el United de Ferguson, se le conocía cariñosamente como Park Three-Lung (Park Tres Pulmones) por su capacidad de entrega y de sacrificio durante los partidos y por su incombustible manera de correr. Siempre me acuerdo de él cuando veo al uruguayo en directo y pienso que Federico «Tres Pulmones» Valverde sería un apodo perfecto, porque cuando los demás pinchan, él parece crecer como un purasangre.
La sensación es que el Madrid, como la temporada pasada, dejó escapar vivo a un Manchester City que jugó en el Bernabéu sin De Bruyne y sin Walker (uno de los defensores que, junto a Araújo, peor le sientan a Vinicius). El equipo de Guardiola hizo mucho con poco, como esos cocineros que consiguen hacer un menú degustación para ocho personas con el contenido del frigorífico semivacío de un estudiante de erasmus.
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