Real Madrid 2 - Granada 0

Brahim reclama importancia en el cómodo triunfo del Madrid ante el Granada

La Liga | Jornada 15

Gran partido del mediapunta malagueño, autor de un gol, en una victoria que mantiene a los de Ancelotti en el liderato. El 2-0 fue obra de Rodrygo

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EFE

Es tan fría la tarde en Madrid que, como en la buena película de Rodrigo Cortés 'El amor en su lugar', el personal que puebla las butacas del Santiago Bernabéu es reticente a sacar las manos del abrigo para aplaudir. De hecho, poco importa que ... el Real Madrid no pierda un partido de fútbol desde septiembre, viva días felices pese al maremágnum de lesiones o el estadio presente una imagen bella y abundante, la visita del Granada genera una cierta apatía en el ambiente. Es más, empieza el partido y hasta la lesión del guardameta de los andaluces, Raúl Fernández, y su sustitución por André Ferreira en el minuto 11, nada de interés ocurre sobre el verde.

Sin embargo, cuando comienza a intuirse una de esas jornadas blancas de desinterés primario y posterior prisa (uno de esos desesperantes encuentros que, pese a la grandeza, también forman parte de la idiosincrasia de este club), una temprana maravilla allana el camino a los de Ancelotti. Los artistas de tal obra de arte son Toni Kroos y Brahim Díaz, arquitecto y ejecutor, quienes diseñan una bonita pared para que el 1-0 sea inevitable. No erra el mediapunta malagueño en el mano a mano ante Ferreira, al que supera por bajo para despertar el primer grito de ilusión de las más de 70.000 gargantas del graderío en el minuto 26.

Encuentra entonces el Real Madrid la calma. Vence sin haber generado demasiado peligro a un equipo con la moral tan baja como el Granada (sus rácanos siete puntos ligueros evidencian la baja autoestima de un grupo de hombres hundidos), retiene el balón en campo rival bajo la batuta de Kroos y el descaro de Jude Bellingham, que se mueve a su antojo en el mar que deja el Granada entre líneas, y descubre que Brahim, tras su gol, tiene unas ganas soberanas de contentar. Pide un sinfín de bolas el exmilanista y busca en el talento de Rodrygo y Bellingham la vía para explotar su capacidad asociativa. Hace un fútbol pletórico Díaz e incluso levanta al Bernabéu con un taconazo mágico que deja ante la vastedad del mano a mano a su compañero inglés, pero Jude desaprovecha la oportunidad con un disparo demasiado cruzado.

Entretanto, mientras los locales tratan a la redonda con zalamería, el Granada es la viva imagen del sufrimiento. Viven los sureños anclados en la orilla de su propia área y solo algunas esporádicas cabalgadas de Bryan Zaragoza, o unos pocos duelos ganados por el persuasivo Lucas Boyé, dan aire a los recientemente dirigidos por Alexandre 'Cacique' Medina. Poco hay aún del ímpetu del entrenador uruguayo en el penúltimo clasificado de la Liga.

La felicidad de Rodrygo

Parecen lejanos aquellos tiempos casi veraniegos donde Rodrygo Goes era asediado por la pena, por la enemistad con el gol. Carlo Ancelotti sabía que el mejor fútbol del habilidoso atacante brasileño no tardarían en regresar, defendió a su jugador en público, le transmitió su confianza en privado y nunca lo relegó al ostracismo del banquillo. Tenía el veterano técnico italiano la certeza de recuperar la versión óptima de un chico de clase infinita y, ciertamente, no se equivocó. Sigue su racha goleadora (siete en los últimos cuatro duelos) el número once tras aprovechar un rechazo, un balón desviado derivado de una enorme parada de Ferreira a Bellingham, para sentenciar a la hora de juego un partido que nunca mostró estar en disputa.

De nuevo, al superar con calidad a su par, levantar la cabeza y encontrar en el punto de penalti a esa torre dorada de nombre Bellingham, es clave Brahim en el segundo gol blanco. El maridaje entre ambos brinda una amplia amalgama de recursos ofensivos, de creatividad al fin y al cabo, al conjunto que, pese a la excelencia del Girona, lidera con tesón la tabla clasificatoria.

Si bien es palpable el sonriente estado de ánimo de chavales como Brahim, Bellingham o Rodrygo, Joselu asiste a otra tarde desventurada. El veterano delantero madridista goza de varias ocasiones que en otras circunstancias hubiera enviado sin mayores problemas al fondo de la red, pero, a semejanza a lo ocurrido ante el Nápoles, la inseguridad mina su instinto matador. Abandona cabizbajo el césped al ser sustituido por Ceballos, sin embargo, antes de partir, el Bernabéu, con una sonora ovación, le da una palmada en la espalda. Su índole trabajadora es siempre agradecida.

Sin más eventos relevantes, el Real Madrid cierra una tarde plácida, sigue líder y, por supuesto, prolonga su alegría.

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