Real Madrid
Camavinga, el refugiado que siempre sonríe
Decisivo ante la Real el sábado y con muchos números para ser titular ante el PSG, enamora al vestuario del Madrid por su naturalidad, nobleza y talento
Nació en un campo de refugiados en Miconje, al norte de Angola, lugar al que huyeron de la guerra del Congo sus padres, escapó de allí a los dos años con destino a Francia, y con once se quemó su casa de Fougères, una pequeña ... ciudad de la Bretaña francesa adonde llegaron tras vivir anteriormente en Lille. La dramática infancia de Eduardo Camavinga hizo de él un chico duro y valiente que, con el paso del tiempo, ha dado lugar a un adulto educado, familiar, religioso, trabajador y humilde. De él no se puede decir nada malo. «No deja de sonreír y siempre tiene un gracias en la boca», explican en el Real Madrid, encantados con el joven mediocentro francés, que vive sus días más relevantes desde que llegara a Valdebebas . El sábado, ante la Real Sociedad, jugó su mejor partido de blanco, con golazo incluido para iniciar la remontada frente a los donostiarras. Mañana, ante el PSG, con Casemiro sancionado, Kroos entre algodones por una microrotura muscular y Valverde recién salido de una seria gripe, tiene muchas papeletas para ser titular.
Camavinga es el tercero de los seis hijos de Celestino y Sofía . Su padre trabajó durante su etapa en Francia en un matadero. La madre, como ama de casa. En la capital de España viven en un gigante chalet a las afueras de la ciudad, junto a dos amigos más que ayudan a toda la familia a adaptarse lo antes posible. Allí se mudaron tras vivir Eduardo en la residencia del club durante las primeras semanas. Nada más encontrar vivienda, Camavinga se trajo a sus hermanos y a sus padres para Madrid: «He tenido que escapar de la guerra y eso me ha podido ayudar a hacerme más fuerte, pero sobre todo es mi familia la que me ha ayudado mucho, y yo cuando juego lo hago por ellos», explicó el día de su presentación.
Camavinga sabe que el fútbol ha sido la mejor evasión para su compleja infancia: «Me hacía escapar de la realidad que vivía mi familia». El incendio que dejó consumida en cenizas su casa fue otro golpe. Una mañana, cuando él estudiaba quinto de Primaria, las llamas devoraron el hogar que tanto trabajo le costó a su padre construir: «Lo hizo con mucho esfuerzo. Solo llevábamos un año allí viviendo. Todavía recuerdo cómo por la ventana de mi colegio vi pasar a los bomberos». Aquel día tampoco se le olvidará nunca a Camavinga por lo que le dijo su padre: «No te preocupes, tú eres la esperanza de nuestra familia y levantarás esta casa». En ese momento no entendió el significado de aquello, pero tardó poco en hacerlo. Su explosión en el Lille y su fichaje por el Madrid con solo 18 años han dado forma a aquella premonición de Celestino.
Es un chico sin complejos ni temor a nada. Lo primero que hizo nada más llegar a Madrid fue contratar un profesor de castellano y pidió a todos los compañeros y empleados que le hablaran en ese mismo idioma. En Benzema y Mendy encontró dos buenos apoyos durante los primeros meses. Con Alaba está empezando a cuajar una bonita amistad. Su integración es total en un vestuario que le adora por su carácter extrovertido y su imborrable sonrisa. Caló su celebración a lo Juanito tras la victoria en Mestalla, en la quinta jornada de Liga. Allí, el Madrid remontó un 1-0 en contra gracias, entre otros motivos, a su salida al campo en los últimos 25 minutos. El mediocentro celebró aquella victoria como lo hizo el mítico ‘7’ el día de la épica remontada al Borussia Monchengladbach en la década de los ochenta: sucesión de saltos y movimientos con el brazo plenos de felicidad.
Fue la primera muestra de un madridismo que siente desde bien pequeño, como él mismo ha contado en varias ocasiones. Por delante, junto a Valverde , tiene la complicada misión de ser el relevo generacional de Modric y Kroos, y va por el buen camino. A pesar de las pocas oportunidades que le está dando Ancelotti, Camavinga siempre ha respondido. Al italiano le genera alguna duda su exceso de revoluciones, lo que le ha provocado amarillas tempraneras y situaciones evitables que no han ayudado al equipo; pero su intensidad, vigor y capacidad física para ir arriba a presionar y para ayudar en el trabajo defensivo es oro en estos momentos de la temporada en los que las piernas de bastantes titulares piden auxilio.
Piropos
Ante la Real Sociedad, Ancelotti quedó encantado con su trabajo: «Su fútbol es de calidad y de energía». Mañana, frente al PSG, con el habitual centro del campo mermado en dos de sus tres posiciones, más la necesidad de morder a los de Pochettino y ser más intenso que nunca en los duelos individuales, la presencia de Camavinga puede ser clave para darle la vuelta al 1-0 de París.
Una responsabilidad que no le pillará de cero. En agosto de 2019, con solo 16 años y minutos contados en la Ligue 1 con su equipo, el Stade Rennes , firmó un partido espectacular contra el PSG (2-1): 41 pases completados (97,6% de acierto), 17 duelos ganados, tres intercepciones, dos disparos a puerta, y la asistencia del gol ganador. Mañana, él y el madridismo firmarían igualar estos registros.