Palma y Peñíscola se citan en una final inédita

El choque entre el equipo más laureado del toreo y el campeón de Europa comenzó diesel, con los dos equipos resabiados tras su reciente empate liguero hace apenas una semana y midiéndose en busca de las grietas en el sistema del rival. Sin embargo, y tras una tarjeta amarilla para Jesús Herreo, portero de Inter, que los baleares reclamaron como expulsión, el motor ya estaba caliente y comenzaron a sucederse las ocasiones en ambas áreas.

Abrió fuego Javi Mínguez, casi inédito en cuartos de final por su delicado estado físico, rematando al larguero una jugada de estrategia, una acción que para mayor infortunio le costó una recaída de su lesión. Y casi acto seguido Carlos Bartolomé estrelló en el palo, otra buena estrategia interista.

A las ocasiones madrileñas contestaron Piqueras, que se topó con Jesús Herrero, y Peña, que no llegó por muy poco a un pase al segundo palo. La cosa se ponía seria y Vadillo, técnico de Palma, desenfundó a Rivillos y Gordillo.

Con todas las bazas en el tablero, Cecilio volvió a enviar una ocasión del Inter al palo. En el correcalles estaba cómodo el conjunto madrileño, más suelto en la velocidad que en el control, pues algunos de sus jugadores, como el brasileño Lucao lucen mucho más en el caos.

De hecho, tras adelantarse Palma cuando Bruno Gomes colocó en el fondo de la red un balón suelto tras un rechace, los interistas se desataron, igualando en apenas segundos con un chutazo desde la línea de banda de Carlos Bartolomé.

El intercambio dejó a ambos noqueados porque el juego inmediatamente se atascó. Los dos técnicos gastaron sus tiempos muertos pero solo lo aprovechó Palma, que marcó de nuevo casi al reanudarse el juego por medio de Ernesto. Apenas quedaba tiempo y parecía que el los baleares se irían a la caseta en ventaja, pero de nuevo Carlos Bartolomé, esta vez con una gran acción personal, devolvió las tablas al marcador.

En el segundo acto el fútbol sala se espesó. De hecho, hasta casi mediado este periodo no hubo ocasiones realmente claras. Primero en el área balear con una doble ocasión de Lucao y Cecilio que sacó Luan Müller, y que en la continuación acabó en la red de Jesús Herrero tras asistencia de Gordillo y remate de Neguinho.

Verse por detrás a esas alturas de partido espoleó a Inter, que se lanzó en pos de Luan Müller. Una polémica acción cerca del área balear en la que Rayoa reclamó penalti la resolvieron los árbitros con dos amarillas, para atacante y defensor, y desembocó en la quinta falta para los dos equipos. Bonus para los dos con casi nueve minutos por jugar. Acto seguido empató Inter gracias a un gran pase de Lucao tras jugada personal rematado por Bebe. 3-3, como en el reciente partido liguero entre ambos en Torrejón.

Cansados quizás de remontar, los de Alberto Riquer se quedaron el balón y la iniciativa. Y emergió la figura de Lucao, capaz de flotar entre un mar de piernas, generando muchas dudas en el rival. Sin embargo también fue el ex de Jimbee el que hizo la sexta falta de Inter. Jesús García evitó una nueva ventaja balear arando el doble penalti a Fabinho.

Como en cuartos, Riquer demostró valentía y jugó el último minuto con portero-jugador, pero Palma echó el cerrojo y mandó el partido a los penaltis. En una tanda con poca puntería, los fallos de los interistas Raya, Raúl Gómez y Chaguinha superaron a los de los baleares Neguinho y Piqueras. Palma Futsal, el bicampeón de la Champions, tendrá una nueva oportunidad este domingo para estrenar su palmarés nacional.

En la segunda semifinal llevaba Peñíscola todas las de perder cuando arrancó el partido contra el Barcelona. Sin Pani, su goleador y estrella, lesionado, sin Quintela y sin Elías. Un importante déficit de zurdos que se agravó por el tempranero gol de Sergio González. Pero cuando todo parecía torcerse apareció la figura de Juanqui. El voluminoso pívot se echó a su equipo a la espalda y respondió con dos golazos de jugador franquicia. El primero con un control y un giro estelar y el segundo dejando clavado a Didac con un amago implacable.

El Barça, sorprendido, apretó y exigió a Gus, pero el veterano meta toledano no se achantó. Probó con los quiebros de Dyego y Catela, con disparos desde lejos... pero no hubo manera de igualar. Es más, Gauna, con un ajustado chut, amplió la ventaja de los de Santi Valladares hasta el 3-1 para el delirio del Palacio de los Deportes de Murcia. Y así se llegó al descanso pese a los esfuerzos azulgranas. Un sorprendente e inesperado primer acto.

En el segundo se esperaba un asedio culé, pero por lo pronto comenzó con un gol de Pablo Muñoz a los 22 segundos que puso el choque 4-1, una ventaja ya considerable que amplió después Sancho. 5-1 y locura en Murcia. Con 16 minutos y medio por jugar la afición de Peñíscola puso a botar al pabellón y Tino Pérez al Barça a jugar de cinco porque veía escaparse el billete final. Peñíscola se encerró en su área para resistir al acoso y no solo lo hizo sino que Víctor Pérez hizo el sexto aprovechando la puerta vacía del rival, y poco después, para mayor desgracia de los azulgranas, se lesionaba Catela, retirado de la pista en camilla.

Aun así Matheus recortó (6-2), pero Lucas respondió dos veces de nuevo a puerta vacía, Gus echó el candado a su portería, y dejaron el marcador final en un asombroso 8-2, Peñíscola jugará este domingo una final inédita contra Illes Balears Palma Futsal, otro aspirante a ganar su primer título nacional.