El Rey Arturo se corona en la Plaza Mayor de Valladolid

La final arrancó con un inicio sorprendente. Lebrón y Stupaczuk, dirigidos por Carlos Pozzoni, lograron romper el servicio y colocarse 5-3 arriba. Con saque para cerrar el primer set, parecía que darían la campanada. Pero Tapia y Coello reaccionaron con carácter: devolvieron el break, encadenaron dos roturas consecutivas y le dieron la vuelta al marcador para adjudicarse el primer parcial por 7-5. En el paso por banquillosal finalizar la primera manga, Pozzoni pedía a los suyos valentía en la volea e intensidad en los duelos.

En el segundo set, la tónica se repitió. Tapia y Coello rompieron de inicio y se colocaron 2-0, con el viento a favor y la grada volcada con su jugador local. En el cambio de lado con 2-1, el técnico argentino Pozzoni insistía: «¡Que no pase la pelota por el medio cuando estamos en ataque!», consciente del peligro que supone perder la red y ceder la iniciativa ante la pareja número uno. Pero el plan no terminó de ejecutarse.

Para colmo, Juan Lebrón comenzaba a mostrar signos de fatiga. Visiblemente mermado físicamente, se llevaba la mano a la espalda durante varios puntos, aunque seguía peleando cada bola con orgullo y rematando con potencia pese a sus gestos de dolor. El esfuerzo fue insuficiente ante unos número uno desatados. Tapia brillaba con el remate, mientras Coello se hacía gigante en la red, en un pádel muy rápido debido al calor que prácticamente no daba opciones a la pareja al resto.

Llegaba el momento de la verdad. Con 5-4 en el marcador y el saque en sus manos, Tapia y Coello tenían la oportunidad de cerrar el partido y sellar su coronación. El juego fue impecable: dominantes desde el primer golpe, agresivos en la red y letales en la definición. Cerraban con 6-4 y el 'Rey Arturo' se coronaba por primera vez en la Plaza Mayor de su ciudad. Valladolid se rendía a los pies de su campeón.

Con este triunfo, Coello y Tapia suman su título número 34 como pareja, superando a Juan Lebrón y Ale Galán, que lograron 33 durante su etapa juntos, y consolidando aún más su dominio en la cima del pádel mundial.

En la ceremonia de entrega de premios, Coello no pudo contener la emoción: «Era mi sueño poder ganar este torneo aquí. Se lo quiero dedicar a mi abuelo y a toda la gente que me ha estado apoyando esta semana». Palabras sencillas pero cargadas de significado que cerraban una tarde inolvidable para el jugador de Valladolid, que por fin se coronó en casa como el auténtico rey del pádel.