El domingo mejoraron algo, pero solo valió para que ambos pilotos entraran por poco en el «top ten» del gran premio, un resultado insuficiente a todas luces para los objetivos que se marca Yamaha en la categoría. En los pilotos cunde la desesperanza.
«Hemos perdido cualquier objetivo, no sabemos a qué aspirar», contó tras la carrera Viñales. «Las sensaciones son pésimas encimas de la moto. Ahora llega la gira asiática y solo espero que pase rápido. Tengo cero motivación y cero expectativas».
El catalán considera que el año está perdido, pero cree que habrá que «trabajar muchísimo» para lograr una moto competitiva en 2019: «Tengo que continuar confiando e intentar que traigan algo, a ver si funciona».
Rossi, por su parte, no quiso exteriorizar su enfado en Alcañiz , aunque la decepción se le veía reflejada en el rostro: «Hacen falta cambios profundos», explicaba. «No es un problema de pilotos, es de todo lo demás».
Yamaha ganó su última carrera en la clase reina en el GP de Holanda del año pasado, cuando Rossi se impuso a la Ducati de Danilo Petrucci por 63 milésimas en un apretadísimo final. «espero que en Yamaha vean ese dato y se pregunten qué pasa».
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