La liga árabe del golf: más premios que el tenis, la F1 o la Champions

Al partir el golf en dos, los LIV por un lado y el circuito tradicional por otro, los árabes han roto la baraja en el deporte. Cualquier comparación es extravagante por distorsionada. El estadounidense Chase Koepka, clasificado en el puesto 33 del torneo de Bangkok, se ha embolsado lo mismo que el vencedor de la Vuelta a España y campeón del mundo de ciclismo, Remco Evenepoel. El undécimo golfista en Tailandia, Laurie Canter, juntó el mismo dividendo que el ganador del Tour de Francia, Jonas Vingegaard, 540.000 euros.

Son los ritmos del mercado, implacable la ley de la oferta y la demanda. Rafa Nadal ha tenido que adjudicarse dos torneos del Grand Slam, el Open de Australia y Roland Garros, para reunir una cifra semejante a la de Eugenio López-Chacarra. El tenista balear recibió 2,9 millones por el torneo de Melbourne y 2,2 por su cita primaveral de París. Chacarra se embolsó cuatro millones por conquistar la general individual en Stonehill y, sin dar un palo más, otros 880.000 euros por el liderazgo en la clasificación por equipos junto a Sergio García, Abraham Ancer y Carlos Ortiz al estilo de las pruebas de maratón por nacionalidades.

Carlos Alcaraz ingresó en su cuenta 2,1 millones al anotarse su primer Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos, la misma cifra que ha acumulado el texano Patrick Reed por presentarse segundo con una tarjeta de -15 golpes al final del torneo en Tailandia. Como número uno del tenis, Alcaraz eleva sus ganancias hasta los 7 millones en premios a estas alturas de temporada, una cantidad que los petrodólares del golf dejan en otro nivel. El estadounidense Dustin Johnson ya se ha adjudicado la general del LIV Golf a falta de dos pruebas, Jeddah y Miami, y sus emolumentos escalarán hasta cifras desorbitadas y casi desconocidas en el deporte, 18 millones más los premios que haya acumulado en los seis torneos anteriores.

La equiparación más sangrante proviene del propio mundo del golf. En el mismo domingo se ha establecido la paradoja entre dos españoles. Jon Rahm, exnúmero uno del mundo, celebró a lo grande su tercera victoria en el Open de España, lo que le equipara a su ídolo Severiano Ballesteros, los mismos éxitos. Rahm, número cinco en la actualidad, figura mundial a la que siguen los aficionados en España y en Estados Unidos como si fuera el Flautista de Hamelin, se lleva 250.000 euros por ganar en Madrid. López-Chacarra, número 2.704 de la clasificación mundial ya que la liga árabe no otorga puntos para la lista tradicional, ha firmado un contrato de diez millones con el LIV y se ha agenciado 4,88 millones por su éxito en Tailandia.

Cualquier deporte se encuentra en otra órbita en esos niveles salariales. Solo las grandes estrellas de la NBA o los pilotos mejor pagados de la Fórmula 1 quedarían por encima. Hamilton y Verstappen cobran más de 50 millones. Stephen Curry, el base de los Warriors, es el jugador NBA mejor valorado, con 48 millones de euros anuales. Ninguno de los veinte mejor remunerados de la liga estadounidense cobra menos de 35 millones. Doncic (37), Antetokounmpo (42), Kevin Durant y Lebron James (44).

El mundo olímpico transita por otros caminos, donde prevalece más la ilusión por los Juegos que la diversión del capitalismo. El golf y el resto de los olímpicos son deportes, aunque no lo parezcan en el reparto económico. Los ganadores de oro en Tokio (Alberto Ginés, Sandra Sánchez, Fátima Gálvez y Alberto Fernández) recibieron 94.000 euros más una beca ADO de nivel premium (60.000 euros anuales), un botín que Chacarra ha multiplicado por 32 en una semana.