Todo irá bien
Laporta agoniza por 30 millones de euros
«Sólo le queda una cosa del Barcelona con valor real que aún no ha malvendido, que es el merchandising»
Laporta vende el Barça sin permiso de los socios
Laporta, en un acto del Barcelona
Puede que el dinero llegue en cualquier momento, pero a la hora de escribir esta columna el inversor alemán Cornelius Boersch, especialista en financiar a clubes de fútbol en apuros, todavía no había transferido los famosos 100 millones por la adquisición del 17,6% de ... Barça Media. El mercado de fichajes cierra esta medianoche y el presidente del Barcelona necesita 30 millones de euros para inscribir a la totalidad de los jugadores del primer equipo, sobre todo si finalmente llegan, como se prevé, aunque no está cerrado y puede pasar cualquier cosa, Cancelo y João Fèlix.
El inversionista alemán ya tuvo dudas a mediados de mes y quiso retirarse de la dudosa operación, pero un Laporta muy necesitado –y muy solícito– se reunió con él y pareció convencerle de que continuara. O por lo menos esto es lo que anunció el club aunque el lunes, Laporta y el tesorero del Barça, Jaume Oliver, ante el retraso en el pago del empresario teutón, anunciaron que avalarían personalmente los 30 millones que les faltaban.
En un primer momento comunicaron al presidente de La Liga, Javier Tebas, que el banco suizo Credit Suisse iba a prestarles el montante, pero Tebas exigió el aval de un banco español, que finalmente ha sido el Sabadell. Si Cornelius Boersch y su empresa, Mountain & Co, tienen tantas dudas, es por la poca solvencia de la operación. De hecho, la directiva del Barcelona es muy consciente de que salvo el terreno del Camp Nou, sólo le queda una cosa con valor real que aún no ha malvendido, que es el merchandising: es decir, las tiendas Barça y las camisetas. El resto no tiene ningún valor y por tanto es mucho más difícil enredar a eventuales paganos, especialmente si la urgencia te hace actuar precipitadamente y no puedes darle al puro humo una apariencia de consistencia.
Es de suponer que Laporta tiene atado el dinero alemán, aunque sólo sea porque si finalmente no llega, se le puede caer el embolado entero. Siempre han sido hasta la fecha dudosos y agónicos los plazos de un presidente en permanente huida hacia delante, pero también siempre se han resuelto dentro del margen.
Sea como sea, Laporta continúa instalado en el regate corto y no tiene ningún plan de negocios que dé viabilidad al club ni que sirva para hacerlo crecer, y todo se basa en una estrategia vertiginosamente cortoplacista para sobrevivir al día día; generando de la manera más artificial y sospechosa un dinero que no siempre existe y que cuando existe nunca se acaba de saber cuál ha sido exactamente la contrapartida ni qué le queda al club para que los socios pueden seguir diciendo que es suyo.