Pol Arnau, el lateral que emuló a su recordado padre bajo palos para erigirse en héroe de la Copa: «Un ángel me ha ayudado desde el cielo»

Las alarmas se encendieron en el banquillo local después de que Kike Royo, portero titular, sufriese un fuerte golpe en la cabeza al chocar con Stuani en el minuto 102 del encuentro. El entrenador Sergio Rodríguez se vio de repente ante el drama de tener que retirar a su guardameta sin posibilidad de hacer más cambios. Pero ahí alzó la voz el joven defensor del filial, que apura sus 19 años, para ofrecerse a enfundarse los guantes y tratar de ayudar a su equipo entre los tres palos.

«Me he ido al banquillo y decían que no se podían hacer cambios y tal, así que le he dicho al míster que me pusiera a mí. Él no estaba muy convencido pero le he insistido tanto que al final ha dicho, 'venga, Pol, de portero'... y mira». Así se explicaba, ante los micrófonos de la Cadena SER, el protagonista absoluto de la jornada copera, que no solo tiró de valentía para cubrir la baja en la portería de su conmocionado compañero sino que resultó decisivo con cuatro paradas en la segunda parte de la prórroga y deteniendo el lanzamiento de Abel Ruiz en la tanda de penaltis.

«Un ángel me ha ayudado desde el cielo», se extendía en la sala de prensa del estadio de Las Gaunas, visiblemente emocionado. Y no era para menos, pues con estas palabras se refería a su padre, un histórico de las porterías en el fútbol español.

Pol Arnau Camacho (23/12/2004) es hijo de Francesc Arnau, el que fuera guardameta del Fútbol Club Barcelona y el Málaga, trágicamente fallecido en mayo de 2021 tras ser arrollado por un tren en Oviedo. De ahí, de la coincidencia con la posición en la que se hizo famoso su padre, que su inesperada hazaña en la portería del Logroñés cobre aún mayor relevancia.

Francesc Arnau, curiosamente natural de Las Planas, Gerona, llegó al fútbol de élite de la mano del Barça, tras despuntar en sus categorías inferiores. Admirador de un histórico azulgrana como Andoni Zubizarreta, entre 1998 y 2001 jugó con el primer equipo, dejando algunos recuerdos imborrables como un Arsenal-Barcelona en Wembley en el que fue vital para la victoria de los culés frente a los 'gunners'.

Después de tres años en el Camp Nou en los que no consiguió aferrarse a la titularidad, hizo las maletas rumbo a Málaga. Allí permaneció durante una década, dejando tan buena impresión que acabó cambiando los guantes tras su retirada por los despachos. Primero trabajando con la cantera y después como director deportivo.

En su aventura andaluza contó con el apoyo de su mujer, María José Camacho, a la que había conocido en el seno del Fútbol Club Barcelona. La futbolista cambió jugar en Primera femenina por hacerlo con la camiseta del Málaga en Preferente.

Noticia Relacionada

Pol, hijo del fallecido Francesc Arnau, se viste de portero y héroe para tumbar al Girona

Daniel Cebreiro

Fue durante esa etapa en la Costa del Sol cuando se sumaron a la familia Pol y su hermano mayor Marc. Ambos se iniciarían en el fútbol en la cantera del club malagueño. Después de dos años en categoría infantil Pol pasó a jugar en los cadetes del Atlético Benamiel, donde permanecería dos temporadas antes de mudarse con su familia a Oviedo, donde su padre ocupó el cargo de director deportivo.

Finalizado el primer año de juveniles volvió a cambiar de equipo, esta vez para recalar en el Damm, conocido equipo del fútbol base catalán. Y de ahí ya pasó, en el curso 2023/24 al equipo Promesas del Logroñés de Tercera RFEF. Ahora, un año después, y tras haber jugado ya sus primeros minutos en liga con el primer equipo, se erige en héroe del club riojano tras su inesperada gesta como portero en Copa ante el Girona.

«Mi hermano también es portero. Quizás lo llevo en los genes. Cuando he visto que alguien se tenía que poner de portero, no he dudado», respondió tras el partido en alusión a Marc, que es guardameta en el Mollerusa.

«Lo primero que quiero decir es que le dedico esto a Kike Royo», puntualizó antes de analizar su actuación. «Me he visto con confianza, me he puesto, sabía que podía hacerlo bien y ha salido, aunque si mis compañeros no hubieran metido los penaltis no estaríamos hablando de esto. Fue un gran trabajo de todos. Poder competir con el Girona ya es un gran trabajo y luego, en el campo, con actitud todo fluye. Ahora, a pensar en el próximo encuentro del filial y a estar a disposición de este club en lo que me necesiten», zanjó.

Seguramente el Logroñés ya no tenga ninguna duda a la hora de recurrir a Pol, pues el pequeño de los Arnau también fue importante en la anterior ronda de la Copa del Rey. En la eliminatoria ante el Eibar ayudó a su equipo aportando un gol.