Fútbol
La eliminación de España, en cinco claves
Mundial de Qatar
La selección acudió con una idea fija a Qatar, y no se movió de ahí pese a que en demasiadas ocasiones se mostró poco efectiva
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Iniciar sesiónEspaña emprende el camino a casa en el Mundial mucho antes de lo esperado y con sensación de fracaso. En el vestuario, caras muy largas y silencio, mucho silencio. Los jugadores, para quienes la mayoría se trataba de su primera experiencia, salen decepcionados y aún ... dándole vueltas al partido ante Marruecos. Toca esperar otros cuatro años hasta la próxima oportunidad, pero mientras tanto toca analizar lo que ha fallado para que la selección esté fuera de las ocho mejores selecciones del mundo.
España tiene previsto abandonar su hogar en la residencia de la Qatar University este miércoles a la nueve de la mañana. A las once la expedición cogerá un vuelo de Iberia que aterrizará en Madrid a las 16.45. Será el fin definitivo del viaje.
Posesión sin remate
De nuevo se superaron los mil pases ante Marruecos, una cifra que ya se alcanzó en los partidos ante Costa Rica y Japón. Sin embargo, ese dominio abrumador no sirvió para generar muchas más ocasiones que el rival. España remató 13 veces, pero solo una de ellas, un disparo de Dani Olmo, fue entre los tres palos. La selección termina su participación con 48 remates en total (16 de ellos a portería). Es la octava selección en ese apartado en un ranking encabezado por Brasil, con 74. Los sudamericanos han necesitado muchos menos pases y bastante menos posesión para plantarse en los cuartos de final. España acumula el balón, pero en demasiadas ocasiones no sabe bien qué hacer con él. Lo advertía en la previa Regragui, seleccionador marroquí: «Está por ver que la posesión tenga algo que ver con el resultado».
Idea fija
Ese aspecto lleva a una segunda derivada. Insiste Luis Enrique en que la idea de juego de la selección es innegociable. Quiere tener el balón y atacar independientemente del resultado. Pero el problema es que la mayoría de selecciones parece saber contrarrestar ese patrón, y cuando España choca contra un muro, no parece saber hacer otra cosa que insistir e insistir en golpearse contra la pared. Se ha renunciado conscientemente a un plan B, a probar soluciones diferentes que ofrezcan alguna alternativa ante ese tipo de selecciones que juegan a encerrarse y a esperar cualquier error en una de esas múltiples entregas para armar un contragolpe. En Qatar, el plan que funcionó ante Costa Rica no volvió a hacerlo en todo el campeonato. No al menos de la misma manera. Pero ya lo dijo el seleccionador: «Moriré con mis ideas». Tras caer eliminado, se reafirmó: «Los jugadores han ejecutado el plan al 99,9%. Estoy muy satisfecho de ellos».
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¿Quién pega cuatro gritos?
La selección carece de una figura referencial sobre el terreno de juego, alguien que pegue cuatro gritos cuando las cosas se tuercen o no terminan de salir. Busquets, cuyo futuro en la selección está en el aire, es el capitán y quien lleva la manija. De hecho, si no está bien es cuando más sufre el equipo. Pero el azulgrana, carismático y venerado fuera del terreno de juego, no tiene esa capacidad de motivación dentro de él. Una selección joven como la española es fácil corre el riesgo de verse desbordada si las cosas no van de cara. Se vio ante Japón, donde el colapso de diez minutos por el arreón de los asiáticos costó una derrota que alteró por completo el estado de ánimo de los jugadores. Da la impresión de que aquellos que han de asumir el mando aún están demasiado tiernos. No hay demasiados galones en el equipo.
El drama de los penaltis
Insiste Luis Enrique en que no son una lotería, que detrás de cada lanzamiento hay un aspecto psicológico y técnico que hay que entrenar. Por eso pidió a sus jugadores que ensayaran en sus clubes desde los once metros. Les puso deberes: mil lanzamientos antes de llegar al Mundial. A la vista está que el experimento fue un fracaso. Tres lanzamientos en la tanda ante Marruecos, cero goles. A Sarabia se lo repelió el palo. Los de Soler y Busquets, tampoco especialmente bien lanzados, los detuvo Bono. Si algo caracteriza a la España de Luis Enrique es su dificultad para sacar adelante las eliminatorias. En la Eurocopa disputó tres. Una de ellas se resolvió en la prórroga, las otras dos en los penaltis. De nuevo ha sido así en la primera oportunidad en el Mundial. Visto lo visto, será necesario entrenar aún más ese aspecto. España se convirtió en Qatar en la primera selección en caer cuatro veces por penaltis en la historia de los mundiales.
La convocatoria, a estudio
La lista de 26 de Luis Enrique fue objeto de mil y un debates por la presencia de algunos nombres controvertidos y, sobre todo, por otras ausencias sonadas. A posteriori, solo queda el análisis de lo que ha dado de sí esta plantilla, en la que cinco hombres se han quedado sin jugar un solo minuto (Robert Sánchez, David Raya, Eric García, Hugo Guillamón y Yeremy Pino), y otro lo ha hecho de forma testimonial (Sarabia). En la defensa es donde surgen las mayores dudas de si se han llevado los hombres correctos. Dos de los cuatro centrales, escrito está, se han quedado inéditos. A cambio se renunció a Rodri como mediocentro para que ocupara esa posición de zaguero en la que ha disputado todos los minutos del Mundial, el único junto a Unai Simón. Tampoco el lateral derecho ha sido un derroche de confianza, al punto que en octavos el elegido para esa posición fue Marcos Llorente. Por la izquierda condicionaron la baja de Gayà y el desgaste de Jordi Alba. En la delantera, la falta de minutos de Sarabia y Yeremy invitan a abrir de nuevo el debate sobre la conveniencia de haber acudido con un ejército de extremos a cambio de un solo goleador puro.
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