Messi y Alexia, otra vez los mejores

Con 35 años y bastantes altibajos en su actual club, el PSG, Leo Messi empezaba a mirar de lejos a este tipo de ceremonias. De hecho, el último de sus siete Balones de Oro, conquistado en 2021, fue ampliamente discutido incluso en sectores tradicionalmente volcados con él. Nadie entendió muy bien entonces cuáles fueron sus méritos. Dos años más tarde, Messi no solo ha demostrado que aún está lejos el día de su ocaso futbolístico, sino también que es capaz de echarse a su selección a la espalda y guiarla con firmeza hacia la tercera estrella.

Profesionalmente, no habrá un día más feliz en la carrera de Leo Messi que aquel 18 de diciembre, un cóctel inigualable de emociones en el que su figura iluminó aún más el apabullante estadio de Lusail. Allí destapó su vertiente más 'caudillesca'. Nunca, y eso es mucho decir, se había visto un Messi tan inspirado e inspirador. Nunca sus goles y asistencias significaron tanto.

Messi compareció en la fiesta vestido con un esmóquin negro con solapas brillantes, más austero que los pintorescos trajes de sus primeros premios, pero igualmente arriesgado. Junto a él, del brazo, Antonella Rocuzzo. Al astro se le vio sonreír con el orgullo de un padre cuando el resto de argentinos recibieron sus premios. Cuando fue su turno intentó mostrarse más comedido. «Este año fue una locura, pude conseguir mi sueño después de tanto pelearlo e insistir. Al final llegó y es lo más hermoso que me pasó en mi carrera. Muy pocos lo pueden conseguir y gracias a Dios puedo ser uno de ellos», explicó un Messi que se acordó de sus hijos en la despedida. «Un beso para ellos, ya pueden irse a dormir».

Que se viera, no hubo encuentro con Joan Laporta, que encabezó la delegación del Barcelona a París.

La noche parisina coronó también a Alexia, de nuevo vencedora pese a lesionarse el pasado mes de julio de gravedad justo antes de la Eurocopa y no haber disputado ni un solo minuto desde entonces. Para las votaciones valió lo que hizo antes, sus títulos con el Barcelona y sus goles. Por detrás de ella quedaron la estadounidense Alex Morgan y la inglesa Beth Mead, quien, como Alexia, también anda en plena recuperación de una lesión del ligamento cruzado anterior, en su caso producida en noviembre.

«Quiero acordarme de todas esas personas que han estado todos los días, no solo ahora. Gracias a ellos soy lo que soy, un pedacito de cada uno», dijo la centrocampista, con un vestido largo de un blanco impoluto y aparentemente sorprendida. «Decir a la gente que si lo trabajas, puedes conseguir tus sueños. Lo más importante es hacerlo disfrutando el camino».

Por lo demás, no hubo ni rastro de jugadores del Real Madrid, empezando por Karim Benzema ni de su técnico, Carlo Ancelotti, también nominado. Era el mejor síntoma de sus nulas opciones a ganar. El delantero galo sí estuvo en el mejor once, al igual que Courtois y Modric. También se echó en falta a Cristiano, ausente por primera vez desde 2007 en el mejor once del año.

Quien sí acudió, pese a perder, fue Kyllian Mbappé, aunque en su caso le quedaba más cerca de casa. A cambio, por la alfombra roja pasó un buen surtido de antiguas estrellas, muchas de ellas brasileñas, todas convocadas por el emotivo tributo que se rindió a Pelé. 'O Rei' también tuvo su premio a título póstumo.