Kylian Mbappé, el príncipe del suburbio llega al Real Madrid

Su amor por el fútbol se lo inculcaron su padre Wilfried , camerunés de raíces nigerianas, y su madre Fayza, argelina: «Estaba loco por jugar las 24 horas del día y hoy sigue siendo así. Es capaz de verse hasta cinco partidos al día», recuerda su progenitor, que de pequeño vio como su hijo dormía en ocasiones con el balón de almohada. Wilfried fue entrenador en el AS Bondy, el club donde empezó su carrera Mbappé, y Fayza fue jugadora profesional de balonmano. A la par que su pasión por el deporte, le imbuyeron el valor de los estudios y la formación académica. Entre los seis y los diez años Kylian recibió clases de canto y música en un coro de Bondy, habla inglés y español a la perfección, y durante su estancia en el AS Mónaco terminó el Bachillerato.

El Ayuntamiento de su localidad natal ha utilizado su imagen en varias ocasiones denominándole el 'príncipe' de Bondy, un lugar que para muchos ciudadanos de París es un suburbio semilla de crimen y terrorismo, pero no así para Mbappé , que siempre que puede regresa para ver a su familia y sus amigos de la infancia. También lo hace para colaborar con distintas causas benéficas, algunas de ellas llevadas a cabo por el hospital Jean-Vardier. Kylian sabe que es un referente entre los niños y a ellos dedica gran parte del dinero que utiliza para temas sociales. Su fundación 'Inspired by KM', puesta en marcha hace apenas un año, ayuda a 96 niños, de entre 9 y 16 años, a formarse y sentar las bases para que en el futuro tengan todas las condiciones posibles para ser personas de provecho.

Con Cristiano Ronaldo y Zidane como referentes de su infancia a nivel futbolístico, otra figura inspiradora en la crianza de Mbappé fue su hermano adoptivo Jires Kembo-Ekoko. De origen congoleño, jugó entre 2006 y 2012 en el Stade de Rennes y era uno de los grandes centrales de la selección 'bleu' sub-21, pero desde muy joven puso por delante una agitada vida social antes que el fútbol, y la mayor parte de su carrera la desarrolló entre Emiratos Árabes Unidos y Qatar, alejado de la élite: «Ekoko daba parte de su sueldo a los padres de Mbappé cuando la familia no tenía nada más que para comer. Fue un referente para Kylian, que siempre le considerará un hermano carnal. Le adora, pero también le sirvió de lección para saber lo que no hay que hacer si se quiere llegar a la cima del fútbol», explica François David, corresponsal de Le Parisien en España.

Su círculo más íntimo considera a Mbappé una máquina perfecta para dominar el fútbol los próximos diez años. Campeón del mundo con solo veinte, mide cada paso de su carrera con sumo cuidado. Y no solo ahora. A los 12, tras una brillante prueba con el Stade de Rennes, declinó todas las propuestas para ingresar en el club donde jugó Ekoko. Su padre y él creyeron que lo mejor era seguir su formación en Clairefontaine, tras dar por terminada su etapa en el AS Bondy dónde dejó una huella imborrable: «Fue el mejor chico que entrené y el mejor al que entrenaré jamás», explicaba su primer técnico, Antonio Riccardi , al New York Times.

No fue mala elección. De Clairefontaine, la escuela nacional de fútbol de Francia, han salido algunos los mejores jugadores de la historia gala, como Thierry Henry. Su estancia allí, además, le ayudó a cumplir uno de sus sueños de infancia: conocer en persona a Zidane. Lo hizo en un viaje a Madrid, en el verano de 2013. El hoy técnico blanco le recibió en persona en el aeropuerto y pudo entrenarse en Valdebebas durante su estancia. También tuvo un encuentro con Cristiano, cuyos pósters decoraban su habitación de adolescente. Ahí se inició ese flirteo, ahora ya consumado, entre Mbappé y el Real Madrid: «Mi padre recibió una llamada de alguien en el Madrid invitándome a ir para entrenar allí durante las vacaciones. Fue una sorpresa porque en realidad le habían dicho a mi padre que 'Zidane quería verme'. Fue como estar en la luna. Cuando entré en el coche con él, le pregunté: '¿Me quito los zapatos?' No sé por qué dije eso, pero era el coche de Zidane y pensaba que estaba en un sueño», confesó en 'The Players Tibune'.

Tras dos años en Clairefontaine, Mbappé aceptó una oferta del Mónaco y en solo 24 meses subió al primer equipo. Debutó con apenas 16 años, le hizo campeón de la Ligue 1 en 2017 y le llevó a unas semifinales de Champions ese mismo año. Motivos todos ellos más que de sobra para que el Madrid y el PSG se 'pelearan' aquel verano por su fichaje. Lo tuvo hecho con el club blanco, pero entonces apareció la figura del padre y la operación se vino abajo.

Wilfried no es solo el progenitor de Mbappé . Es su representante y la persona que gestiona todos los movimientos de su hijo y de la familia. Su apego a París es gigante y eso, unido a un futuro incierto en el Madrid de aquella época donde Bale, Benzema y Cristiano eran indiscutibles, le hicieron elegir el PSG donde sí tenía todos los condicionantes para liderar un proyecto.

En la capital gala vive en una mansión de tres plantas cerca de los Campos Elíseos . Una de ellas es para sus padres, otra para su hermano menor Ethan y la tercera para el propio Mbappé, seguramente la única figura mundial del fútbol y del deporte que aún vive con toda su familia: «No tiene novia, no sale de fiesta y, tampoco, le gusta el alcohol. Su vida es la familia y el fútbol. No hay otra cosa», sentencia François. Así es el nuevo jugador del Real Madrid.