Simeone paga su frustración con el Madrid

Y de la apolillada manta de Cabeza al mantra del Cholo. De haber sido paciente suyo, Sigmund Freud diría que Simeone racionaliza su propio fracaso. Si aún viviera, el genial neurólogo austríaco nos explicaría que lo que está tratando de hacer el entrenador del Atleti es darse a sí mismo argumentos al objeto de encubrir su frustración. Y lo que yo digo como madridista es que si la manta ayudó a Cabeza a sobrevivir en un mundo tan cruel como el del fútbol y minimizar su responsabilidad personal acusando al Real Madrid de llevar ni más ni menos que cien años pillando un atajo contribuye a hacer más llevadero el día a día de Simeone, por mí adelante. Además de todo lo demás, de las 15 Copas de Europa y de las 36 Ligas, los merengues somos buena gente.

Porque efectivamente debe resultar muy frustrante haber superado el registro histórico de victorias del Atleti y ver cómo un Real Madrid que juega al sesenta por ciento te saca dos puntos en la clasificación general. Me pongo en la piel de Simeone, que en Lisboa ya tenía al carpintero trabajando a todo tren para hacer una vitrina bonita para la Copa de Europa, y una de dos, o me meto debajo de la cama o me invento un amigo imaginario, por ejemplo una manta. Lo de Cabeza, Simeone y, ya que estamos, Jesús Gil, es por supuesto un chute de 'Black Insomnia', café para los muy cafeteros. Si creyeran de verdad lo que dicen estaríamos hablando de un problema más serio pero no es así. Fingen y ya está. No hacen mal a nadie. Son inofensivos. Imagino que eso resultará menos doloroso para ellos que la verdad.