España se crece ante Países Bajos y firma con garra su primera semifinal en un Mundial

Había respeto por el centro del campo neerlandés. Cinco figuras en esa línea del futbolín, pero también confianza en el vestuario. Hubo pequeñas amenazas iniciales por parte de Roord, pero fue España la que comandó el balón, las líneas, el centro del campo y las ideas. Tuvo una Esther, tras un pase magnífico de Jenni que dejó sola a la granadina frente a Van Domselaar. Era el minuto 4. En el 5, combinación de Mariona-Aitana-Alba que también se marchó por poco. Tenían razón los entrenadores, había que levantarse o trasnochar, porque el partido iba a ser eléctrico.

También tenía razón Vilda. El partido se disputaría, sobre todo, en el centro del campo. Ocho jugadoras en un par de metros cuadrados. Tapada Aitana por dos rivales en cuanto respiraba. Y aun así, se escapó por la izquierda, marchándose por velocidad de Groener y sacando el saque de esquina que desencadenó otra jugada de aire contenido porque por dos veces remachó Alba Redondo al palo.

Los primeros quince minutos eran importantes, decía Vilda, y fueron de España. También la media hora. Y los 45 minutos. Con Países Bajos sin poder desplegar las alas, Redondo por la derecha y una estupenda Mariona por la izquierda, volvieron locas a Janssen y a Van der Gragt, por mucho que esta les sacara una cabeza. En una combinación estupenda, Ona puso el balón a Redondo en el punto de penalti, pero se fio de que Esther podía tener un tiro más limpio y fue así, pero la granadina estaba en un fuera de juego justísimo que confirmó después el VAR.

Antes del descanso, otra instrucción muy bien ejecutada por España de área a área, con una Redondo imperial, que dejó el balón a Esther, que chocó con otra mano de Van Domselaar, con mucho trabajo en este partido.

Sumaba Países Bajos una cuarentena de remates hasta este partido. España la secó en 45 minutos. En la reanudación, apenas un puñado de llegadas. En la primera, un pase largo de Wilms, que acababa de salir, llegó a los pies de Beerensteyn, que fue empujada por Paredes dentro del área cuando le ganó la espalda. Frappart señaló penalti, con amarilla para la central española, pero el VAR corrigió: carga legal, sin amarilla.

Fue un momento tenso, tres minutos de espera, de corazones acelerados, que contribuyó a un desajuste posterior de España y un impulso para las neerlandesas. Apretaron líneas, presionaron arriba y metieron nervios en el corazón de los españoles. Con Vilda aplaudiendo al banquillo, dirigiendo, al borde del área técnica todo el tiempo, confió en Salma.

Con todo Países Bajos volcado, una jugada tonta. La zaragozana centra desde la derecha y golpea en el brazo de Van der Gragt. Frappart atendió de nuevo al VAR, y confirmó que el brazo, y el balón, estaban dentro del área. Penalti que se encargó de transformar, con suspense, Mariona. Al palo derecho de Van Domselaar y dentro.

Lejos de dar tranquilidad a las de Vilda, el gol espoleó a las neerlandesas, que se lanzaron hacia la portería de Cata Coll. Fueron los mejores minutos de las de Jonker, mucho más rápidas en la salida del balón y metiendo nervios en piernas ajenas. Como si a España le hubieran entrado los nervios de cerrar el partido, de verse tan cerca de las semifinales. Empujaron Groenen, Wilms, Pelova. Y en un balón largo, como el del penalti que no fue, esta vez sí llegó Beerensteyn. En el minuto 90+1. Un gol que dejó frío al combinado nacional. Tanto tiempo superior para un solo tanto, y de penalti, tanto tiempo de buen juego para recibir el empate y la obligación de hacer un esfuerzo más en la prórroga.

Aplaudía Vilda, sereno, dando indicaciones en el corrillo entre el tiempo reglamentario y el adicional. Órdenes e ideas claras. Pero el empuje fue neerlandés, y las ocasiones, y el peligro. Ahí se lucía Cata Coll, segundo partido de un Mundial para la mallorquina, impecable de pies y de manos, valiente y coordinada con la defensa. Ahí se estrelló Bereensteyn, por dos veces, con dos ocasiones clarísimas.

Y Vilda confió en Salma. Como en la Eurocopa 2022 cuando todo el mundo se preguntó por qué llevaba a una niña de 18 años que todavía no se había decidido entre el fútbol y el atletismo. Ya lo ha hecho, y para bien de España y del fútbol nacional. Una carrera suya, un pase de Jenni, un control y un remate cruzado con la zurda que desatascó el encuentro, llevó el gol al marcador y a España, a las semifinales del Mundial.