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Luis Enrique, de renegar del Madrid a confesar que el Barça le fichó para «dar por saco» al club blanco

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El asturiano, merengue entre 1991 y 1996, se fue libre al Barça y ahí empezó a labrar su enemistad y antimadridismo con quién hoy será su rival en la semifinal del Mundial de Clubes

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Rubén Cañizares

Enviado especial a Nueva York

23 de abril de 2017. Real Madrid 2-3 Barcelona. Esa fue la última vez que Luis Enrique se midió al equipo blanco. Balance de cuatro victorias, tres derrotas y un empate del asturiano como entrenador ante el Madrid. Esta noche (21.00 horas, Telecinco ... y DAZN), será su primer duelo contra los blancos como técnico del PSG. Ocho años después, Luis Enrique vuelve a enfrentarse contra el club en el que jugó entre 1991 y 1996. Cinco temporadas en el Bernabéu que no acabaron bien y que dieron paso a una de las relaciones más polémicas del madridismo. Junto a Guardiola, es uno de las personas más odiadas por la afición blanca.

El Madrid fichó en 1991 a Luis Enrique del Sporting. Era un extremo de banda derecha habilidoso, generoso en el esfuerzo y con gol. Un refuerzo interesante, pero nunca se sintió cómodo en el vestuario blanco: «El primer año lo pasé mal, pero seguí…», confiesa en el documental 'No tenéis ni p… idea'. Los problemas comenzaron antes de la última temporada. Ramón Mendoza le ofreció renovar y doblarle la ficha, que ese momento era de 50 millones de pesetas, pero Luis Enrique rechazó los 100 'kilos' que le puso encima de la mesa el entonces presidente del Madrid.

El asturiano no quería jugar de lateral izquierdo, algo que sucedía a menudo en su etapa de blanco. El público no le perdonaba casi ninguna y era pitado con frecuencia. De hecho, Ultras Sur le tenía en el punto de mira, y, además, su relación con la prensa era muy mala. Luis Enrique no aceptaba las críticas de los medios a su rendimiento y todo eso pesó mucho a la hora de no querer renovar. Y cuanto su agente empezó a moverse, apareció el Barça: «Me ficharon para dar por saco al Madrid», explica el asturiano.

El día que fue pillado por varios fotógrafos pasando el reconocimiento médico con el club azulgrana, cuando todavía era integrante del Madrid, además de romper la cámara de uno de ellos, firmó ya su sentencia de muerte con la afición blanca: «Me veo en los cromos con la camiseta del Real Madrid y no me reconozco», dijo en diciembre de 1996, cuando tan solo llevaba cuatro meses en el Barça.

Cada visita de Luis Enrique al Bernabéu como azulgrana fue una tormenta de tensión y provocaciones. El asturiano disfrutaba celebrando sus goles de manera vehemente en el estadio en el que había jugado durante cinco temporadas. Se cogía la camiseta y la mostraba al Bernabéu, desafiando a la afición que, bajo su juicio, no le trató como él pensaba que se merecía.

Una vez retirado, y ya como entrenador, Luis Enrique calmó un poco las revoluciones y en sus duelos como técnico del Celta y del Barça se mantuvo en un segundo plano, pero su llegada al banquillo de la selección nacional reavivó el odio del madridismo hacia su figura. En los cinco años que dirigió a España, solo convocó a cuatro jugadores del Madrid. Carvajal, Nacho, Asensio y Ceballos, y la Eurocopa de 2021 la jugó España sin ningún integrante blanco, un hecho insólito en la historia de la selección: «No tengo nada en contra del Madrid», dijo para defenderse de las acusaciones de «antimadridista» a la hora de hacer las convocatorias.

Ahora, como entrenador del PSG, está alejado de todo ese ruido que le ha acompañado en su carrera cuando el Madrid se ha interpuesto en su camino. Nunca ha mencionado negativamente al club blanco, ni siquiera cuando Mbappé decidió no renovar con el PSG y marcharse a la capital de España.

A sus 55 años, Lucho vive su mejor momento como entrenador, ha hecho campeón de Europa por primera vez al PSG en un equipo de autor, en el que la estrella es él, y lleva tiempo fuera de España, centrado en su trabajo y en la Fundación Xana. No se reconoce de blanco en los cromos, y la etiqueta de antimadridista la tendrá para siempre, pero él parece haber elegido pasar página.

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