El Sevilla tumba al campeón
Pese a las bajas, el conjunto de Jiménez venció en el Camp Nou y se llevó un resultado excelente para la vuelta š Guardiola dio concesiones y sorprendió con un once atípico
El futuro negro que preveía Guardiola asoma por el horizonte del Camp Nou, escenario infalible que en las dos últimas citas ha presentado goteras angustiosas. Ante el Villarreal se solucionó el desaguisado, un apaño que valía para ir tirando en la Liga, pero anoche falló ... el Barça en el momento menos pensado ante un Sevilla encomiable, capaz de sobreponerse al puñado de bajas que debilitan al equipo de Manolo Jiménez. No concede la Copa mucho margen de error y, para revalidar el título, al Barça le tocará remar de lo lindo en el Pizjuán, pues los goles de Capel y Negredo valen su peso en oro.
Enero, tan diabólico como exigente para los azulgrana, obliga al Barcelona a administrar y repartir fuerzas. Se le viene encima una tormenta de partidos inquietante y Guardiola, condicionado por una plantilla corta que ha quedado más diezmada si cabe con la ausencia de Touré Yayá y Keita, busca en casa lo que no encuentra fuera. Ayer jugó la Copa pensando inevitablemente en la Liga, pues el equipo inicial fue, cuanto menos, rarito. Sólo Alves, Iniesta y Messi de entrada para juntarse con nombres poco frecuentes, casi olvidados en algún caso. Así lo exige el guión, que incluso condenó a colocar a Rafa Márquez en el eje de la medular, posición que abandonó hace ya unos años, y permitió a Milito volver a ser futbolista veinte meses después e su lesión. Márquez, sin embargo, contó con la ayuda magistral de Thiago Alcántara, hijo del célebre Mazinho y que apunta muy buenas maneras. El chaval tiene un desparpajo fuera de lo común y casi todo lo que hizo fue notable. Cortó, asomó, distribuyó e incluso rascó cuando fue necesario. Ahí hay jugador.
Fue de las mejores noticias para el Barça en una noche desapacible. El Barcelona, cuyo compromiso está fuera de toda duda, pierde ideas salvo cuando el balón llega a Iniesta o a Messi, autor de las dos oportunidades más claras del primer acto. La primera la abortó bien Palop y la segunda encontró el palo, únicos síntomas de peligro de un ataque especialmente lento. Así lo entendió Guardiola, que no esperó ni un minuto para dar entrada a Ibrahimovic en la reanudación.
El segundo acto tuvo claro acento andaluz. Al Sevilla, que apostó por la velocidad, se le anuló un gol a Capel en la primera parte por fuera de juego cuando la pelota venía de un rebote de Milito, error compensado luego por Pérez Burrull al considerar falta de Ibrahimovic en una jugada que acabó con el balón en la red. Sí valió luego el tanto de Capel, eléctrico y un incordio para un Chygrynskiy que de momento no vale para este Barça. El central, lentísimo y desubicado, cometió penalti justo al minuto de que empatara Ibrahimovic y Negredo cerró la noche, dejando al campeón contra las cuerdas. Le toca una gesta en Nervión.
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