Iker Muniain, el nuevo «loco bajito»

El gol que marcó un día antes de que «El marqués» hiciese pública la convocatoria, frente al Lokomotiv de Moscú , es un ejemplo perfecto de sus virtudes. Un centro de córner que le peina Fernando Llorente y que el navarro se limita a empujar a puerta desde el segundo palo. Pero el mérito no está en el remate, sino en que sigue la jugada midiendo el tiempo a la perfección, se incorpora a la carrera en el momento justo, y dispara desde la mejor posición. Al más puro estilo de los «locos bajitos» del Barcelona, Muniain tiene un don para abrir huecos sin balón y recibir pases que envenena con su colocación.

Bajo la batuta de Marcelo Bielsa , además, llega entonado para el juego de la selección. «Bart Simpson» (así le apodan sus compañeros) se ha acostumbrado al fútbol de toque y a asociarse con centrocampistas de creación. En el Athletic, su mejor complemento es Ander Herrera . En la Roja, él y Xavi pueden ser muy buenos amigos. Ya lo es de Thiago Alcántara, otro de los elegidos del seleccionador: los éxitos en las sub-21 les han unido. Aunque, si Del Bosque mantiene el doble pivote, solo hay dos puestos vacantes en la zona de tres cuartos. Y la competencia es feroz: Fàbregas, Iniesta, Mata, Navas y Silva pueden competir con él por un plaza en las bandas.

Con todo, Del Bosque ya ha aclarado que llamar a Muniain ha sido «un guiño al Athletic y a lo que está por venir». Es un valor de futuro al que hay que empezar a mimar. De momento, le define la precocidad. Con catorce años ya estaba haciendo la pretemporada con el primer equipo del Athletic. Con dieciséis, debutando en partido oficial con el primer equipo. Fue en la fase previa de la Europa League, el 30 de julio de 2009. Exctamente un mes después se convirtió en el jugador más joven de los «leones» en debutar en primera. Estrenó la mayoría de edad (en febrero de 2011) con su primera convocatoria en la sub-21. En julio conquistó la Eurocopa . Un año después, cumplidos los diecinueve, se desvirga en la absoluta.

Muniain arrastra una carrera fulgurante desde sus inicios en el equipo de la Txantrea , un barrio obrero de Pamplona. Si no se le corta la progresión, el futuro es suyo. De momento, el cachorro se muestra apegado a su club y muy disciplinado. Cuando Caparrós decidió dejar de utilizarle como segundo delantero con Llorente y moverle a la banda izquierda, un periodista le preguntó si no le molestaba el cambio. Él, con una espontaneidad típicamente vasca, le respondió: «Si el míster dice que a la banda, pues te vas a la banda. Igual que si a ti te dicen que hoy vengas a entrevistarme, pues vienes y tampoco lo discutes».