«Papá, por qué somos tan malos?»
El anuncio fue tan impactante como premiado, y se convirtió, desde el primer día, en una especie de santo y seña de los rojiblancos. «Papá, ¿por qué somos del Atleti?», preguntaba un chavalín a su padre, y éste no encontraba explicación alguna y se quedaba ... con cara de póquer. El asunto terminaba con una frase: No es fácil de explicar.
Si el chaval del anuncio tuviera una segunda oportunidad de preguntar a su padre, a día de hoy la cosa variaría mucho, seguro. Porque cualquiera se cuestiona cómo un equipo que está catalogado como el tercero de España (por afición, intachable y ejemplar) puede ofrecer el lamentable espectáculo de anoche. El de todo lo que va de temporada, al fin y al cabo.
Eso sí, el padre esta vez tendría una explicación muy fácil cuando el niño le preguntase cómo es posible que su equipo juegue tan mal: «Porque no tenemos defensa, hijo».
Porque lo de anoche fue de traca. Y eso que la cosa tenía buena pinta, con Cedric de estreno y con ganas, con Jurado y Reyes lanzados hacia arriba desde que el árbitro pitó el inicio. Quique ha anunciado que va a tirar de cantera para ver si saca esto adelante. Ya puede darse prisa, porque este equipo necesita una renovación que va a tener que afectar hasta a los asientos del banquillo.
El caso que es que el debutante, de 17 años y originario del Congo, apuntaba maneras hasta que en una jugada de libro, una entrada por la izquierda del área rojiblanca del local Aitor, dejaba en ridículo a toda la defensa, que veía a un metro de distancia cómo Fornaroli sólo tenía que empujarla después de colarse entre los centrales sin que ni le vieran.
Trece minutos bastaron para comprobar que el Atlético sólo es capaz de ofrecer más de lo mismo, y todo malo. El espejismo de los dos apretones arriba dio paso a la realidad, a una defensa nula, descolocada, lenta, que siempre llega un segundo tarde.
Y a partir de ahí, el acabose. Ujfalusi, en su línea, llegó con media hora de retraso a un cruce y se llevó por delante de forma estrepitosa a Fornaroli, lo que le costó una más que rigurosa roja, expulsión que no es excusa para justificar el caos rojiblanco. Con uno menos, y a la espera del cambio para recomponer la defensa, Cedric cometió un penalti tan tonto como claro, y el segundo gol subió al marcador. Y el congoleño, a la caseta para dar entrada a Antonio López.
Dos tiros del Recreativo entre los tres palos, dos goles. El Atlético, tres tiros a puerta, todos desde fuera del área y sin peligro. Así terminó la primera parte.
En la segunda, lo mismo. Tal era el descontrol en el centro del campo atlético (¿de verdad jugó ayer Cléber?) que Quique sentó a Jurado, muy apagado a esas alturas, y metió a Raúl García a ver si amarraba algo. Nada.
Así que Fornaroli, Barrales y Aitor se decicaron mientras a buscar el tercero, que marcó Candeias. Y el Atlético, a mostrar toda su incapacidad: no tiró ni una sola vez a puerta.
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