España sigue sin emocionar

Lo bueno, y en esas estamos, es que España no perdió , y eso ya es noticia porque se ha normalizado la derrota en estos tiempos de globalización con la excusa menor de que hoy en día cualquiera te puede ganar y demás historias. Como frase hecha y muletilla en la entrevista a pie de campo, vale, pero España debería recuperar cuanto antes parte de su prestigio y hasta pueden estar bien empatitos como el de ayer en Holanda , a la que se le seguirá llamando así en este texto por mucho que ahora toque hablar de Países Bajos de manera oficial. Así todo el mundo lo entenderá mejor.

El caso es que tampoco se pueden extraer más conclusiones de las necesarias por lo dicho anteriormente y porque España está en obras, si bien es cierto que hay cosas que cabe destacar porque se repiten en el tiempo. En el equipo de Luis Enrique, y eso es una virtud, todo el mundo corre y se mueve mucho, subiendo la presión casi hasta la portería del rival y cambiando posiciones en zonas ofensivas. Electricidad y un poco de marcha para compensar la falta de dominio tan autoritario de otros tiempos, lo importante es saber adaptarse. Y ahí, no hay duda, el técnico asturiano interviene y busca y rebusca en este casting sin fin, pues sigue sin repetir once titular desde que está al frente de esta nave.

El de ayer era previsible que tuviese muchas novedades y que incluso jugasen los que, supuestamente, son menos titulares ya que lo serio viene en los pulsos contra Suiza (sábado, en Basilea) y Alemania (martes, en Sevilla), así que saltó al Johan Cruyff Arena un equipo casi imberbe y en donde el capitán era Koke , que es un dato curioso y más después de que el rojiblanco se haya pasado dos años sin vestir de rojo porque tampoco había hecho los méritos suficientes.

Por lo demás, debutó Unai Simón en la portería (jugador 53 de la era Luis Enrique), se juntaron por primera vez Èric García e Íñigo Martínez en el eje de la defensa, la medular también era experimental y arriba actuaron Morata, Asensio y Gerard Moreno , aunque eso empieza a importar poco porque los delanteros de España no marcan goles. De hecho, quien abrió el marcador fue Canales, que es uno de esos futbolistas a los que se les cuelga el cartel de diferente por tener un gracejo especial (lo tiene), pero que va y viene. Suyo fue el remate con la izquierda después de una asistencia del renacido y feliz Morata, quien entendió las limitaciones de la defensa holandesa buscando siempre las espaldas.

Se fue consumiendo la cita sin que a nadie, más allá de a Sergio Ramos , le perturbara demasiado y el segundo tiempo, con el carrusel incesante de cambios, enfrentó a dos equipos muy diferentes. Holanda, a la que tampoco le iba la vida en la pelea, se presentó en la reanudación con más ganas y se encontró con el empate casi sin querer, en una acción de banda a banda que terminó con Van de Beek rematando más solo que la una. Vale, gol.

Quedó, pues, esperar a algún detalle como la jura de bandera de Marcos Llorente , por fin internacional después de marcar el paso del Atlético. También fue llamativo ver cómo Adama Traoré chocaba contra un enemigo y era él quien se iba al suelo, no es habitual. Unai Simón podrá decir que en su primera vez con España hizo un paradón. Y, claro, el récord de cada noche de Sergio Ramos, que esta vez presumirá de ser el europeo con más partidos defendiendo a su país. La cifra, realmente, es asombrosa, y con 176 tardes alcanza a Gianluigi Buffon , persiguiendo ahora al egipcio Ahmed Hassan (184) para establecer una nueva plusmarca mundial. Para eso ha quedado España, que sigue sin emocionar.