Kaká consigue el fruto de tres meses de trabajo físico y privado

Mourinho le dijo en julio que no contaba con él. El centrocampista no le hizo caso. Desde entonces se ha dedicado a entrenarse al máximo de sus posibilidades para adquirir el nivel físico que el entrenador exige para ser titular en su once.

Kaká se obsesionó con desdecir a su jefe y demostrarle que podía valer para el equipo. Se entrenaba dos veces al día. Se ejercitaba en los días de descanso.

El técnico le ha vigilado. Y ha dado una oportunidad más a un Balón de Oro que en los últimos años se ha visto derrotado por las lesiones de pubalgia y de rodilla, a cual más molesta.

Ricardo jugó el trofeo Bernabéu, ante el Millonarios, como aperitivo de su reingreso en el grupo de jugadores que aborda periódicamente la competición. Marcó goles y lo hizo bien, sin soportar ninguna presión de marcajes del rival. El míster le concedió su primer encuentro oficial unos días más tarde, ante el Deportivo. Estuvo discreto. Enseñó detalles de clase. Y en Holanda debutó en esta Champions. Jugó con brillantez. Fue sustituido en el minuto 74, cuando el Ajax perseguía el empate. Es su punto débil, no sirve cuando hay que escapar del acoso enemigo. El Madrid reaccionó con dos tantos más de Cristiano y el duelo se solventó con el 1-4. Kaká se sintió contento por su actuación. Anhela ser partícipe. Quiere ganarse su continuidad en el primer equipo. Rechaza verse inmerso en el mercado de invierno.