La huelga asfixiará a... los futbolistas

Desde que llegó a la presidencia de la AFE, Luis Rubiales quería guerra, y con razó n. De un perfil mucho más duro que Movilla (ablandado de tantos años al lado del poder), el nuevo jefe de la AFE veía con preocupación como la deuda de los clubs crecía y, con ella, el número de sus asociados impagados. Le urgía parar eso pero para conseguirlo necesitaba a los internacionales. El iluminado de la mesa le dio la munición con la que cargar el arma.

Y era algo necesario y casi justo. En la década de los 80 el fútbol debía 20.000 millones y el Gobierno tuvo que entrar a salvarlo con un primer plan de saneamiento. Sus dirigentes no aprendieron , siguieron viviendo por encima de sus necesidades y gastando más que ingresando. En la década siguiente ya debían el doble, 40.000 millones. Hubo otro plan de saneamiento y la conversión en sociedades anónimas.

Pero, en realidad, el problema no es el formato o los modelos de salvación . El verdadero problema es que los presidentes de los clubes gestionan peor que mal, pésimamente, y con un escaso, o nulo, sentido de la responsabilidad. Han seguido gastando más de lo que tenían y así hemos llegado a la situación actual donde el fútbol debe más de tres mil millones de euros con la complicidad de demasiada gente. El Consejo Superior de Deportes, que tenía las cifras, miraba para otro lado . Hacienda, que tenía los números, no paraba de pactar a la espera de cobrar, pero todos metían la cabeza en la tierra. Hasta que la realidad les ha alcanzado. No hay dinero para pagar y las deudas son enormes. Hay 200 futbolistas sin cobrar pero todo habría seguido igual, con días y días de negociación, si no se hubiese involucrado a los internacionales. Con los peces gordos metidos en el problema, la huelga tiene muchos números para salir adelante.

Por otro lado, Comisiones Obreras (CCOO), la Asociación Nacional de Entrenadores de Fútbol (ANEF) y el Sindicato Mundial de Futbolistas (FIFPro) hicieron públicos ayer unos comunicados apoyando fervientemente la huelga.

Pero el problema va más allá porque si hay huelga el remedio podría ser peor que la enfermedad. Los clubes no pueden pagar porque no tienen dinero, así que hay mala solución. Si no se juega, el comienzo de la Liga se retrasaría hasta el 10 de septiembre porque por medio hay compromisos inaplazables de la selección española. Con un campeonato que empezaría en septiembre y con la Eurocopa en junio, la Liga apenas tiene fechas para jugarse. Ya ahora, sin la huelga, el calendario está tan apretado que se va a jugar miércoles y domingo durante toda la temporada.

Si hay huelga, habrá que buscar fechas libres, pero no hay. Solo un miércoles en mayo. Solución: las Navidades . Al final, el conflicto se va a convertir en un boomerang contra los propios futbolistas, asfixiados con tantos partidos en tan poco tiempo.