El Getafe da un paso de gigante hacia la Champions

El Coliseum Alfonso Pérez se preparaba para otro envite de Liga de Campeones. En esta ocasión, el conjunto visitante, al contrario que el Leganés hace dos jornadas, mantenía opciones de acercarse a la cuarta plaza en posesión del cuadro de José Bordalás, que presentaba síntomas de globo pinchado después de encadenar tres duelos sin ganar.

El Athletic, eufórico con sus últimos resultados y con su escalada en la clasificación, podía meterse de lleno en la pelea con una victoria en un feudo complicado. Además, el día era perfecto para hacerlo, con el técnico Gaizka Garitano recién renovado y con Aritz Aduriz en el banquillo tres meses después de lesionarse.

Por la evolución de ambos, el guión se presentaba más favorable para el Athletic, que, por lo menos durante los primeros 45 minutos, fue algo menos rácano que el Getafe. Y es que Bordalás apostó por jugar con ocho jugadores de campo totalmente defensivos. Entre ellos, cuatro zagueros y dos laterales reconvertidos en extremos como el francés Dimitri Foulquier y el uruguayo Mathias Oliveira.

Ambos, junto a dos centrocampistas destructores como el charrúa Mauro Arambarri y el serbio Nemanja Maksimovic, convirtieron a Jorge Molina y a Jaime Mata en dos islas en medio de la nada que casi no tocaron la pelota en el primer acto. El Getafe, romo, espeso, predecible y ultra defensivo, no creó nada de nada.

Y, además, Foulquier firmó un primer tiempo que rozó el desastre. Por eso, Bordalás, inquieto por el cariz que estaba tomando el asunto, cambió al francés por Francisco Portillo cuando aún quedaban cinco minutos para el descanso.

Mientras el Getafe buscaba su identidad sobre el césped, el Athletic simplemente se dedicó a esperar su oportunidad sin hacer nada especial. Se defendió bien y tampoco creó nada. Sólo un error encadenado de Foulquier en un control y del togolés Djené Dakonam en un despeje, ofreció a los hombres de Garitano la única opción de toda la primera parte.

La tuvo Iñigo Córdoba, que se encontró sólo ante el guardameta David Soria para mandar su remate al cuerpo del portero. Ese fue el único instante inquietante de un tostón de primera parte que finalizó para alivio de los cerca de 12.000 espectadores presentes en el Coliseum Alfonso Pérez.

En la reanudación, Bordalás dio otro paso al frente. Sacó del campo a Olivera para introducir a Ángel Rodríguez y el Getafe definitivamente cambió su registro. De repente, con tres delanteros sobre el verde, inquietó por primera vez la portería del Athletic con un remate de Jaime Mata que lamió la base del poste izquierdo de la meta defendida por Iago Herrerín.

Sin embargo, ese chispazo fue un espejismo. Todo se mantuvo igual, aunque por lo menos Bordalás fue el único que intentó dar un giro a los acontecimientos. Movió bien sus fichas, agitó el tablero de ajedrez y después de casi 78 minutos de atasco consiguió su objetivo.

Fue Ángel, otra vez, como la pasada jornada cuando dio un punto a su equipo saliendo desde el banquillo ante el Espanyol, quien se encargó de materializar esa pequeña reacción local con una acción que fue oro para su equipo. El delantero del cuadro azulón aprovechó un buen pase de Portillo para acertar en el mano a mano ante Herrerín y dio la razón a Bordalás con sus cambios.

El 1-0, con 12 minutos por delante, era buenísimo para el equipo azulón, que con los pinchazos del Valencia y del Alavés, se podía asentar en la cuarta posición. Tenía por delante un pequeño tramo de tiempo para aguantar las acometidas del Athletic. Lo consiguió, incluso tuvo tiempo aumentar su renta con un remate de Jaime Mata al palo, y el sueño de la cuarta plaza se mantiene por Getafe y se diluye por Bilbao.