Resultado Espanyol-Real Madrid
El esplendor de Benzema
El Madrid se impone al Espanyol con una buena actuación colectiva y una exhibición del francés
Crónica
El mejor Benzema de siempre en el mejor Madrid del año. Así podría resumirse el partido, sin mucho que decir de un Espanyol que nunca tuvo opciones.
Poco ambiente en Cornellá y cuatro jugadores apellidados López en su once. En el Real Madrid, ... Kroos por Ceballos y un inicio tan bueno como en los últimos partidos. Marcó en el minuto 3 Benzema tras una entrada directa al área de Modric, al que le hicieron un pasillo los defensas pericos.
El gol venía precedido de un robo del Madrid. En esos instantes iniciales robaron Lucas y Reguilón , que justificaban su titularidad con una presión arriba tan ambiciosa como contagiosa. Así estuvo el Madrid: rápido, ágil, combinativo en ataque, y presionante y muy serio en la defensa. En los primeros minutos robó la pelota tantas veces como quiso. Era el Dinamo de Solari, el Dinamo reguiloniano de Solari. Estuvo bien el lateral.
Hubo, eso sí, poca oposición local. Algún movimiento lejanísimo, ni contra siquiera, de Sergio García, el entrañable y casi siempre solitario delantero perico, cuyos looks reunidos podrían contar una historia estética del hombre español en el s. XXI.
La superioridad del Madrid era casi abusiva y en el minuto 15 llegó el 0-2, un centro de Modric (córner indirecto) que Ramos remató con habilidad al segundo palo . Otro gol de nueve, marcianada que ya no sorprende.
El Espanyol era un pequeño gran desastre. Muy blando en el centro, quizás el mediocampo más liviano al que se enfrentó el Madrid este año. Su reacción, que llegó a la altura del minuto 20, y que más que una reacción era una simple constante vital, vino por la natural relajación del Madrid. Baptistao pisó área por fin e hizo lucirse a Courtois. El córner siguiente tuvo una segunda jugada que volvió a dejar a Baptistao ante el portero : ya no falló. Celebró su gol con suma superstición, quitándose las malas vibraciones del cuerpo, como si la gafancia fuera caspa.
El partido se equilibraba un poco, falsamente. En el Madrid faltaba algo, faltaba Vinicius , que no se fue de nadie en la primera parte. Estuvo incomunicado y elusivo, con poca decisión. Solari, pensativo, lo miraba todo como Johnny Cash. Ojo con ese tupé. Ese tupé remite a Van Gaal y a Brian Clough.
El Madrid dejó de entrar por las bandas y su juego se hizo dominante a la baja, más controlador que descollante. Modric ya estaba un poco más sujeto, Kroos ejecutaba ese fútbol suyo friolento, intermedio, neutro que no se sabe si es bueno o discreto, y Benzema dirigía pero con un brazo, como si solo le respondiera una banda. Miraba a la derecha, buscando mucho a Lucas, al que parecía mover por control remoto.
Benzema no encontró a Vinicius hasta el descuento de esa primera parte. Partió de la banda izquierda y se fue hacia el área en una diagonal premeditada que necesitó, como un repostaje , la pared con el brasileño. El balón, devuelto (cómo no) en semifallo, lo ajustó Benzema al primer toque. Era un golazo catedralicio. Un gol pensado mucho antes, como una jugada de ajedrez.
Ramos no jugó la segunda parte
Ramos, que había recibido un golpe (patada), fue sustituido por Nacho en el descanso. Casi sentenciado el partido, quedaban los detalles. Por ejemplo, la voracidad defensiva de Modric , ávido de balón, peleón, incisivo en la presión.
Benzema le dio a Carvajal un balón preclaro. Cada vez que la tocaba había un sonido Windows de admiración y apertura. El abracadabrante francés jugó como un Laudrup, más mediapunta y director que nunca. La cosa adquiría un cariz asombroso (y muy vindicativo para los ultraortodoxos benzemistas ) el día en que igualaba en goles a Hugo Sánchez, nada menos, y alcanzaba los 300 como profesional.
En algunos momentos, Benzema se puso a la altura de Zidane . No es ya el jugador auxiliar de Cristiano, es el director artístico de un equipo sometido a su inspiración.
Benzema la tocó más que un mediocentro, y siempre bien. Pudo marcar el cuarto, también Modric tras una gran jugada suya. Si estuvo bien el Madrid en ataque, aun estuvo mejor en defensa. Recuperó la posición con disciplina europea.
Roja a Varane
Vinicius, de lo más discreto del equipo, fue sustituido por Bale, que marcó el 1-4 con un buen movimiento en el área. El gol vino tras otra orquestación de Benzema y otro avispado robo de Lucas.
Después, el Madrid continuó igual de serio. Algo desconocido. Mecánico, implacable, como una trilladora rosa sobre la que Benzema bailaba con chistera y frac. Ese Madrid que brilla con él y con Modric, tiene una diagonal silenciosa de pundonor en Reguilón y Lucas. Forman los dos como un eje cabezón y cumplidor, muy humilde, que le ha salido al Madrid. A su lado, los otros (los buenos) lucen más.
En una contra de Piatti vio la roja Varane, y eso alivió la situación del Espanyol. El partido no fue ya elegante «bondage» benzemístico sino algo más aseado para el público españolista.
Su equipo atacó, se fue creciendo y consiguió el 2-4 con golazo de Rosales. Guerreó un poco antes del final y eso falseó un poco la naturaleza del partido. Si el Madrid había demostrado un ataque nuevo contra Sevilla y Girona, en Cornellá mostró además otra entereza defensiva , visos de otra mentalidad, con un liderazgo absoluto de Benzema, ya completamente convincente.
Este Madrid lo ha logrado Solari moviendo el once. Ahora vuelven Kroos y Bale, y está tan bien el equipo que hasta se teme por su progresión .
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