Preocupación por «el imprescindible»

El portugués ha mimado al Fideo para que retornara en el momento justo de la temporada, cuando llega la Liga de Campeones, y la dolencia protagonizada en su reaparición supuso que el entrenador no arriesgara. No le lleva a Moscú porque teme que el frío le vuelva a romper. El secreto de este cuidado es que el técnico considera a Ángel su mejor jugador táctico .

En ataque inyecta la velocidad infernal que el Real Madrid necesita en muchos momentos. Di María impone ritmo cuando el equipo acusa esa excesiva tranquilidad en su fútbol que el preparador intenta eliminar. El juego del líder es a veces previsible, porque los cerrojos le impiden realizar muchos movimientos, y la entrada del argentino significa una rotura vertical sobre las murallas enemigas que ha solucionado muchos partidos. Que se lo digan al Atlético.

Pero Di María también es un «Ángel» en defensa. Es el jugador que mejor presiona a los centrocampistas de los rivales. Quien impide los buenos centros del adversario a los delanteros. Es el único hombre de la plantilla madridista que ejecuta siempre esa sacrificada misión. El conjunto madrileño ha encajado precisamente goles en diez encuentros consecutivos en el Bernabéu porque los oponentes jugaban con demasiada serenidad, pensando el pase. Con Di María eso se acabó.

Ahora, su jefe le resguarda. No quiere perderle por otros dos meses. Prefiere que descanse y que se integre en el once poco a poco. El «míster» está preocupado. Espera que las pruebas médicas no dicten más lesión que la contusión muscular de su jugador preferido.