El Barcelona sufre en Riazor

Presionado por la victoria del Real Madrid y con el Atlético a la espera de un tropiezo, el Barcelona saltó decidido a no hacer concesiones y a los veinte minutos ganaba por 0-3. Las facilidades del centro del campo, que se olvidó de la presión, y los huecos en su defensa pasaron factura a un Deportivo irreconocible en el inicio. Los azulgrana tuvieron una puesta en escena cómoda y el gran beneficiado fue Cesc, protagonista con dos pases que valieron medio gol. Alba y Messi no desperdiciaron los regalos. Entre ambos, Tello se estrenó en Liga.

Los gallegos tuvieron que verse con tres goles en contra para entender que al Barcelona se le puede hacer daño atacando. Empujado por un Riazor que, al contrario que sus jugadores no se desenchufó en toda la noche, el Dépor tiró el orgullo y sin pensarlo se encontró con dos tantos que abrieron el sueño de la remontada. Un regalo del árbitro al señalar como penalti una acción fuera del área y una cantada de Valdés en un tiro lejano de Bergantiños provocaron la fiesta en la grada. Ni Paradas Romero ni el portero tuvieron su mejor día, pero Messi sí y antes marcaba por segunda vez para poner el 2-4 en otra gran asistencia de Cesc.

Las ausencias de Alves, Puyol y Piqué obligaron a Tito a remendar una defensa que, con Song otra vez como pareja de Mascherano en el centro, volvió a generar dudas. La expulsión del argentino en el arranque de la segunda parte por un supuesto codazo acrecentaron los nervios y las quejas del Barça al colegiado, al que también protestó la falta con la que Pizzi, que había marcado ya de penalti, lograba el doblete. Con uno más, la posesión fue de los locales, pero fue Messi el que redondeó su actuación con su tercer gol. Partido loco en el que Jordi Alba puso su granito de arena con un gol en propia puerta que provocó el empuje de los coruñeses hasta el final. Se quedó sin premio y el Barça conservó el liderato.