LIGA BBVA
El Madrid sella la Liga con un triunfo avasallador
El acoso y derribo de los blancos acabaron llevándose por delante a un buen Levante
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR
Hervía el Madrid en la salida, reciente el horizonte de los diez puntos y la Liga al alcance de la mano , casi rozándola con las yemas de los dedos. Se le ocurrió al Levante marcar al minuto 4 en un lance que no ... fue tan accidental (otro balón parado que se comió la zaga blanca mientras Mou preparaba la vara de pegar en los nudillos a los torpes) y aquello fue Troya , pero Troya auténtico, sin Brad Pitt ni Eric Bana, pero con los mismos guerreros y el mismo escenario. [Así hemos narrado el partido]
El Madrid echaba espumarajos por la boca, como si le quedara un minuto para levantar el resultado, un solo suspiro para dar la vuelta al encuentro. Fue a por todo con el corazón en la boca, ansioso, tremendo, feroz en la mueca, la ira por bandera y las prisas como premisa. El Levante , gran mérito el suyo, aguantó a pie firme, de una forma heroica, casi increíble. Sin apenas poder salir de su área , agobiadas sus huestes por la cólera blanca, se pertrechó y resistió casi por instinto, pero también apoyado en el orden, la solidaridad y el sacrificio de todos. [Las mejores imágenes del choque]
El Madrid volvió a recibir un gol primero, pero supo levantarse con un fútbol de gran ritmo
Aun con las gafas en el marcador durante tantos minutos, el más ciego veía que los azulgrana no podían aguantar. No tenían el balón, apenas podían tocar más allá de su medular y su única vía de respiración era Koné que, daba igual los melones que le lanzaran, el tipo los bajaba y aguantaba unos segundos mientras los madridistas se iban a por él con las fauces hambrientas, lanzando dentelladas por doquier. Así que era cuestión de tiempo porque en solo diez minutos el Madrid había creado hasta ocho ocasiones de gol. [Estadísticas]
Todo era un uy en el partido, pero el Madrid no acababa de rematar, oscurecido Higuaín entre tanta camiseta, amiga y rival, lejos Benzema de las zonas de remate, escorado a las alas, y con Ozil y Granero buscando huecos por todos lados donde apenas había. Lo del cántaro y la fuente fue lo que sucedió, como no podía ser de otra forma. En el millonésimo balón colgado sobre el área, Iborra erró en el salto y cometió una estupidez , metió los brazos para amortiguar la caída del balón y este le cayó en los mismos. Penalti y la tarjeta, que era la segunda. Roja pues. Cristiano apuntilló a Munúa y el Madrid se fue a la caseta con mucha más tranquilidad, con el marcador igualado y en superioridad. Todo pintaba blanco mientras la Liga empezaba a bajar para ir posándose en el coliseo de la Castellana.
Cristiano, como un ciclón
La continuación fue un guión escrito ha tiempo en los albores de la historia del fútbol. El Levante no tenía opción alguna. Martínez reestructuró el equipo como pudo. Metió a Pallardó para configurar la línea de cuatro y a ver si sonaba la flauta de Koné arriba. Nada que hacer.
El Madrid, ya sin prisas, tocó y esperó. ¿A qué? A que llegará Cristiano, que llegó de forma espectacular . Marcó el segundo con poderío aéreo y un tercero que fue uno de los goles de la temporada. Desde treinta metros hizo un amago, se escoró al centro y desde ahí metió una folha seca de esas que se dan con tres dedos. El balón bajó como una bomba , imposible para Munúa, sorprendido por la violencia del disparo.
Y fin de la historia porque aunque Koné marcó en una gran contragolpe, Benzema cerró el choque con otro golazo marca de la casa. La presente Liga es, salvo catástrofe imposible para los de José Mourinho, más que blanca.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete