LIGA BBVA
El Atlético se duerme
Empieza a despedirse de la Champions al perder con el Levante en un abúlico inicio de partido
JOSÉ CARLOS J. CARABIAS
Suele patinar el Atlético cuando regresa de Europa a la Liga y repitió esta vez con más estrépito. Perdió ante el Levante (2-0) en el Ciudad de Valencia en un lamentable inicio de partido. El equipo se durmió y entregó gratis el ... premio de la victoria a un Levante que olisquea Europa en 2013.
Hay pocos defectos más irritantes que la indolencia. Esa actitud tan próxima a la abulia que rechina todavía más cuando de profesionales se habla. Se presentó el Atlético ante el Levante con el porvenir en juego , un espacio reservado en la Champions 2013. Salvoconducto para la institución y garantía de grandes noches entre semana con los mejores clubes del continente. Compareció el equipo rojiblanco ante un enemigo directo con las manos en los bolsillos, medio dormido , sin entender que las palabras de su entrenador quejándose de los horarios y la escasa recuperación no servían como atenuante.
Hizo el canelo el Atlético en los primeros minutos . Jugó andando y mirando, sin la predisposición que se requiere para un partido así, sin el oropel de la Liga Europa y frente a la aridez del estadio Ciudad de Valencia. En vez de pelear, retrocedió. En vez de saltar, encogió el cuello.
El Levante, sometido por el hambre, se desayunó al Atlético en nueve minutos . Fueron los detalles más que los hechos. Antes de cumplirse el minuto dos, Barkero puso un centro dulce al área y ahí se vieron las diferencias. Miranda y Filipe aplaudieron con la vista el vuelo del balón y Valdo entregó su alma por hacer contacto . El cabezazo rebotó en el poste y entró. Y ocho minutos después, lo mismo. Barkero volvió a lanzar suave y efectivo y Kone se anticipó a un equipo somnoliento.
Cierto que al Atlético le falta la costumbre de jugar jueves-domingo y que su plantilla es corta, pero Simeone tampoco hace circular a sus futbolistas . Actúan casi siempre los mismos, sobre todo en la defensa, donde carece de chispa.
El Atlético navegó desde ese instante contra dos goles y el plomo en los bolsillos. Ese desapego inicial condicionó el partido. El Levante lo tiene claro durante todo el año y también ayer. Líneas juntas, faltas tácticas y un contragolpe vertiginoso por la parte de Valdo. El partido estuvo más minutos cerca del 3-0 que del 2-1.
Devino entonces en la lucha del Atlético contra los elementos. El marcador, el cansancio y, sobre todo, la fe. Nunca se vio al equipo convencido de la remontada , como si esos dos goles fueran la excusa para no asumir un hecho posible. Apretó y lo intentó con más empeño que fútbol, más pose que intensidad.
El Levante lo dejó hacer porque le convenía para sus intereses al contragolpe. Tuvo el tercero Kone y más tarde Farinós. El Atlético se grapó a Diego, a las ocurrencias de Juanfran por la derecha y a los cabezazos de Falcao, pero tuvo poco más. Fue perdiendo jugadores a medida que caían las tarjetas producto de la impotencia (Salvio, Mario y Miranda -expulsado- no jugarán contra el Madrid) y acabó descosido, sin las costuras que tuvo al principio de los tiempos, cuando Simeone sustituyó a Manzano.
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