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Un Liverpool inexplicable
Pepe Reina y José Enrique consiguen con los «red» la Copa de la Liga inglesa en el estadio de Wembley
Pepe Reina y José Enrique inscribieron su nombre en el palmarés de los españoles que han ganado una gran final del fútbol inglés en el estadio de Wembley, que hasta ahora tenía los nombres de David Silva, que se llevó el año pasado la Copa ... de la FA con el Manchester City, y de Juande Ramos, que, en 2008, guió al Tottenham a la victoria en la Copa de la Liga.
El Chelsea de «Chapi» Ferrer jugó dos finales en Wembley y ganó la de 1999, pero el exbarcelonista no jugó en ellas. El Liverpool de Rafa Benítez, Reina, Xabi Alonso y Fernando Morientes ganó la de la Copa de la FA en 2006, pero la meca del fútbol estaba entonces en obras y se jugó en el estadio del Milenio, en Cardiff.
La victoria del Liverpool se registrará en el historial de la Copa de la Liga, el club adquiere el derecho a jugar en la Europa League y los hinchas esperanzados con los nuevos propietarios y el carisma de Kenny Dalglish creerán que han subido un peldaño en su regreso a la élite. [Así hemos contado el partido]
Pero noventa minutos, otros treinta de prórroga y la tanda de penaltis no permiten confiar aún en que marchan hacia un destino lustroso. Si algo tuvo un encuentro pobre en calidad y pródigo en emociones fue la épica del humilde que resiste al grande. Fue uno de esos partidos que terminan con lanzamientos a la olla, donde intentan saltar dos o tres cojos por los calambres. Los rojos de Anfield tuvieron posesión y empuje, pero las certezas del fútbol inglés parecían confundidas. Un rival de segunda, el Cardiff City , se replegaba numeroso, pero intentó subir con tres o cuatro hombres mediante pases del balón rodando por la hierba sagrada de Wembley. Era el club de la Premier el insistente lanzador de balones altos al «target».
La teoría del hombre-objetivo es popular entre los entrenadores de las divisiones inferiores, que desconfían de la técnica de sus jugadores, a los que instruyen en el pelotazo al delantero centro alto y fuerte, para que en torno a él se despliegue una batalla por el rebote, por lo que llaman el segundo balón.
Falla el primo
Con el dinero que Dalglish ingresó por la venta de Fernando Torres, compró a Luis Suárez , esta vez precipitado, ansioso, y a Andy Carroll , cuyo deambular por los grandes estadios resulta inexplicable. El gol que empató en la segunda parte el primero del Cardiff en el minuto 19 llegó en un córner que cabeceó Carroll, y luego Suárez, y que llegó de rebote al remate de Skrtel. Pero eso fue todo.
Es lento, estático, no tiene instinto para el movimiento en el área, su técnica con los pies es pobre y sus remates de cabeza sólo ocasionalmente son buenos. Pareció perturbar tácticamente a su equipo cuando se bajó el balón al suelo y fue sustituido en el minuto 103 por Kuyt , que marcó el gol que puso al Liverpool por delante, evitó un empate bajo los palos y casi evita el 2-2 en el último minuto.
Llegaron los penaltis y siguió el desaliño. Los dos especialistas del Liverpool, Gerrard y Adams, los lanzaron primero y no marcaron; el de Adams fue un disparo grotesco al palco de autoridades. Pero los esforzados de Cardiff se ahogaron en el momento de ganar y de batir a Reina. Falló su último penalti Anthony Gerrard, primo de Steve . La hinchada del Cardiff había recibido su entrada en el césped, en el minuto 99, cantando «Sólo hay un Gerrard». Fue lo más memorable de la tarde.
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