LIGA BBVA
El Atlético cambia de marcha
Gran partido colectivo de los rojiblancos ante un insípido Villarreal
JOSÉ CARLOS J. CARABIAS
El Atlético ha cambiado la marcha. No solo ha modificado la dinámica derrotista y lánguida de Gregorio Manzano, sino que se ha impulsado sobre una idea de juego. Juntó energía, velocidad y talento para recompensar a su hinchada y derribar a un Villarreal ... que se cae solo. Dos goles de Falcao y uno de Diego retrataron la superioridad del Atlético, aunque por encima de todo elevaron la autoestima del mundo colchonero.
El equipo mortecino de diciembre, consumido hasta los huesos, se dio una ducha de agua fría que revitalizó su tejido, el espíritu colectivo y el ánimo de su gente. Jugó con mucha propiedad el Atlético en la primera parte , muy lejos de ese fatalismo institucional que evocó el partido de Málaga, donde los pesimistas vieron demasiados intereses defensivos y no la lenta cocción de una idea. Atacó mucho el Atlético ante el Villarreal. Y lo hizo de todas las maneras posibles: en toque, en aceleración, por alto, por bajo y hasta por avasallamiento .
Quedan recuerdos y poco más del Villarreal espejo del Deportivo: ciudad pequeña convertida en monumento del fútbol. Casi nada conserva de su estilo festivo, su fútbol de toque, el atrevimiento que lo llevó a la Liga de Campeones. Molina tiene un grupo timorato y enfermo entre las manos .
Impulsó el Atlético la fe desde el campo hasta la grada. Simeone juntó piezas más razonables esta vez: Tiago, en el eje del centro del campo barriendo todo lo que pasaba por allí, Juanfran, en el lateral derecho muy abierto y con profundidad, Arda Turán, de regreso a su lugar, y Adrián, junto a Falcao . Encajó el puzzle y el Atlético compuso una sinfonía de corte severo, sin concesiones. Un equipo que combinó sin alharacas, defendió con fuerza y sobre todo, fue profundo y directo. El Atlético cambia de marcha cuando busca a sus delanteros.
Así construyó no menos de ocho ocasiones en la primera mitad , casi siempre por el lado de Juanfran o por iniciativa de Diego, pero siempre respaldados por algún robo de Tiago. Hasta que atinó Falcao en otra generosa propuesta de Adrián no respiró el Calderón.
Del Villarreal nada se supo porque no hizo nada por cambiar la dinámica . Ni pase largo, ni velocidad, ni balones parados. Cero. Y el Atlético tiene una virtud con Simeone: no regala en defensa. Se han clausurado las "pereadas" y el plan consiste en alejar el balón como sea de Courtois, espectador ayer.
Siguió jugando muy bien el Atlético y más después del penalti a Falcao (fue fuera del área) en un soberbio taconazo de Adrián. El segundo gol del colombiano clausuró el partido en el minuto 52. Y la parroquia del Atlético comenzó a saborear los nuevos tiempos. La firmeza defensiva del equipo; la iniciativa de Gabi, más rápido y claro con el balón; la vida de crack de Diego, que ya no necesita tocar, distribuir y rematar todos las pelotas ; la gracia serena de Adrián, siempre lúcido y veloz al servicio del colectivo; la recuperación de Falcao, que aún tuvo otro gol en una jugada que se sacó de la nada; y, sobre todo, la intensidad de todos y la perpendicularidad general a partir del juego de los laterales. Juanfran y Filipe atornillaron al Villarreal.
De Filipe partió el tercero. Un gran gol de Diego (pecho, empeine e interior) a pase del lateral que dejó más que satisfecha a la grada. La despedida bendijo al entrenador, siempre presente en el alma del Atlético. Ole, ole, ole, Cholo Simeone, le cantaron al argentino en medio de la felicidad.
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