Resumen y goles del Celta 2 - Barcelona 2
El Barça mejora, pero tira la Liga
Ansu y Riqui Puig le devuelven la identidad al equipo, pero un Celta que nunca se rindió empató dos veces y no ganó de milagro. El Madrid puede sacarle dos puntos si vence en Cornellá
Crónica
Arthur ya no jugó de titular y por la noche tenía previsto viajar directamente a Turín, pero Pjanic había sido titular con la Juve. En Vigo –20 grados y bajando– no hacía el calor de Barcelona y por fin Setién puso en el ... once a Riqui Puig y a Ansu Fati . Para compensar el talento, no fuera que disfrutáramos demasiado, nos obsequió con Arturo Vidal. Enseguida Ansu encontró la profundidad por la izquierda. Riqui jugaba más coquetín que eficaz.
El equipo parecía haber recuperado la velocidad y Piqué, a la salida de un córner en el minuto 5, remató de cabeza al travesaño. Ataque y gol azulgrana, pero advirtiendo el Celta de que no estaba muerto, ni anestesiado, con sus peligrosos contraataques. Buen ritmo de partido, vistoso , mucha presencia culé en el área local, pero las verdaderas oportunidades sólo llegaban a pelota parada.
Y precisamente de falta, Messi engañó a todos y en lugar de chutar le puso un balón suave, blando, mágico a la cabeza de Suárez para que el uruguayo marcara el primero. La inteligencia del argentino y la cabeza de Suárez . De haber sido al revés, probablemente no habría resultado. El Celta había puesto hasta tres jugadores en la línea para evitar el gol directo, y Messi se burló de tanta estrategia inventando algo nuevo.
El Celta, lejos de hundirse, salió al ataque. Cantó Ter Stegen , como suele en Balaídos, y Iago Aspas a punto estuvo de empatar: salvó Alba. El siguiente ataque de los gallegos lo repelió el palo. Brais también tuvo la suyo, pero Ter Stegen se redimió desviando ligeramente el disparo. El Barça perdía el tono y el Celta tomaba las riendas.
Riqui Puig se centró y dio pausa y seguridad a los ataques de su equipo, abriendo espacios, leyendo bien cada jugada. Ansu recibió un regalo de Messi en el punto de penalti, pero Araujo puso providencialmente la pierna para evitar lo que parecía el 0 a 2. El Barça recuperaba la alegría , encontraba otros recursos y no todo era Messi, los espacios estaban más repartidos y hasta Semedo parecía un buen jugador, con movimientos precisos y elegantes. No nos engañemos, tampoco es que fuera gran cosa, pero la mejora respecto de las últimas jornadas era tan evidente como inesperada.
Messi en el 39 hizo lo suyo, pero extrañamente falló lo que nunca falla. Se le vio en la expresión la frustración por el error no forzado. A los genios sus errores les duelen mucho más que a los aficionados. Es como los escritores: los buenos se copian entre ellos y los realmente grandes a sí mismos.
Dicho todo esto, el Barcelona tuvo mucha suerte de que Aspas se emborrachara de balón al filo de descanso en una de sus contras letales, en lugar de dársela a Smolov , que habría empatado. El Barça mereció más pero el Celta también. Buenas prestaciones de ambos. Messi intentó el gol olímpico justo antes del descanso, pero llegaron a tiempo los puños de Rubén Blanco.
Una lenta y leve lluvia caía sobre Balaídos y Riqui, al primer toque, favorecía el ritmo y la calidad de su equipo. Lo que no podía hacer son milagros y el disparo de Semedo salió tan desviado que llegó a D’Berto; y a continuación, Rakitic perdió un balón, Umtiti, como siempre, llegó en metro y Smolov, culminando una contra rapidísima de Okay, empató el partido. Messi reclamó un penalti que probablemente no lo era, pero continuó buscando el gol, aunque sin demasiada puntería. Reaccionó bien el Barça al golpe , como el Celta lo había hecho en la primera mitad tras adelantarse el rival.
Pero poco a poco fue perdiendo fuelle, muchos balones sin motivo, el equilibrio. Los nervios, la prisa, saber que la Liga se escapaba. Ansu corría, pero sin demasiadas ideas para los metros finales. Messi no estaba fino. Pero casi de la nada, sólo con la lucha, el empuje y las ganas , lo único con lo que nunca negocia Suárez, el uruguayo, de una brillante media vuelta, chutó lejos del alcance de Rubén Blanco.
Jugó con fuego y sin balón el Barcelona en los minutos finales, promoviendo que el Celta tuviera la ocasión de empatar que Iago Aspas aprovechó de de falta. Lamentable la barrera . El Barça mejoró con Riqui y Ansu, pero no se pueden dar tantas facilidades, ni ser tan débil en los momentos decisivos, ni en el fondo depender de dos niños para salvar los muebles porque el resto del club hace aguas por todas partes. Messi peleado con la puntería. El Celta, además, no ganó de milagro.
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