Fútbol

Bartomeu y una herencia envenenada

El presidente prioriza el aspecto económico al deportivo renovando a jugadores para poder aplazar el pago de sus fichas con subidas en el último año de contrato, operaciones que deberá asumir la nueva Junta directiva

Gerard Piqué juntp a Bartomeu durante su última renovación con el Barcelona EFE

Sergi Font

Agota Josep Maria Bartomeu los pocos días que le quedan de mandato tratando de dejarlo todo atado y bien atado. Obsesionado con maquillar las maltrechas cuentas de la entidad, se resiste a dimitir a pesar de la convocatoria de una moción de censura ... que le arrincona contra las cuerdas y toma importantes decisiones de futuro que afectarán a la próxima Junta directiva. Una herencia envenenada tras la renovación, con nocturnidad y alevosía, de cuatro jugadores de calado en el proyecto de Koeman ( Ter Stegen, Piqué, Lenglet y De Jong ) pero con un trasfondo económico que no escapa a nadie. Se trata de aplicar la «fórmula Mirotic» , es decir ampliar los años de vinculación para poder aplazar pagos salariales, rebajando ahora la ficha y recompensar al futbolista con una subida considerable en su último año de contrato, lo que afectará de lleno al que gane las próximas elecciones.

«Lo que está haciendo Bartomeu es arreglar las cuentas de este año hipotecando el futuro de la nueva directiva , algo que para mí es inmoral y roza el delito de administración desleal», analiza Jordi Farré , precandidato e impulsor del voto de censura, a ABC.

Poco importa que Gerard Piqué pueda permanecer en el club hasta los 37 años (con 33 ha renovado hasta 2024), por mucho que exista una cláusula vinculante que le exija jugar un número determinado de partidos la próxima temporada. Pesan más los 20 millones brutos anuales que percibe y que gravan excesivamente la masa salarial del club. Es la demostración que la planificación deportiva ha dejado de ser prioritaria y sucumbe ante las necesidades económicas que aprietan al club catalán. Solo así se explica el intercambio Cillessen-Neto o Arthur-Pjanic, sobrevalorando el precio de los futbolistas para cuadrar balances, o las salidas a coste cero de estrellas como Luis Suárez, Rakitic, Arturo Vidal o Rafinha para ahorrarse las fichas.

Poco entendibles son también las renovaciones de Lenglet y De Jong hasta 2026 cuando al francés aún le quedaban tres años de contrato y al holandés cuatro, salvo por la necesidad de aplazar masa salarial. El argumento de mantener el ADN Barça con De Jong pierde fuerza al valorar su aportación durante el casi año y medio que lleva en el club, decepcionante para los 75 millones , mas 11 en variables, que se le pagaron al Ajax. No hay que olvidar que el neerlandés gana 16 millones brutos al año. Solo la renovación de Ter Stegen tiene algún sentido. Además se estaba negociando antes del estallido del coronavirus, aunque el alemán será en 2025 , posiblemente, el portero mejor pagado del mundo.

Las maniobras del presidente y de sus ejecutivos persiguen un saneamiento económico (hoy se ha constituido la Mesa de negociación para la rebaja salarial) obviando las sinergias negativas que se han generado en el vestuario , donde ha quedado patente la desunión después de que los cuatro jugadores que han ampliado su vínculo se desmarcasen del resto, que firmó una carta en la que rechazaba negociar con esta directiva una rebaja del 30 por ciento de su ficha.

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