«Vivir en el recuerdo no está al alcance de cualquiera»

Vilanova, padre de la frase «aquí el único ‘ismo’ que interesa es el barcelonismo», reunió en su adiós a figuras públicamente enfrentadas como Sandro Rosell y Joan Laporta , que se sentaron juntos, codo con codo, en una bancada que dio cabida a 1500 personas. Asimismo, estuvieron presentes los también expresidentes culés Agustí Montal, Josep Lluís Núñez, Joan Gaspart y Enric Reyna y multitud de mandatarios del fútbol español, como Joan Collet (Español), Amadeo Salvo (Valencia) o José Castro (Sevilla). Del Real Madrid , asistieron Fernando Fernández Tapias y Emilio Butragueño. También llamó la atención la representación particular de Jupp Heynckes, quien no hace mucho recogió un premio en nombre de Tito. El acto fue retransmitido en directo por televisión y difundido por dos pantallas gigantes en la puerta de la catedral barcelonesa.

«Te dedicaré mis triunfos y lucharé hasta el final con seny, pit i collons»La familia del exentrenador acudió con la esposa, los hijos, los padres y el hermano al frente. Especialmente conmovedora fueron las lecturas de Carlota y Adrià, que quisieron recordar a su padre al final de la ceremonia. «Cuando trajeron las cenizas a casa no entendí cómo alguien tan grande podía estar ahí dentro», relató la primera. A la vez, dejó claro que a Tito «nada le cayó del cielo». Mientras, Adrià, central de La Masía, agradeció el hecho de haber estado «17 años a su lado» y terminó su intervención con una de las máximas favoritas de su padre: «Seguiré tus consejos, te dedicaré mis triunfos y lucharé hasta el final con seny, pit i collons». En ese momento, ya casi nadie contuvo el aplauso ni las lágrimas al ver el arresto de los pequeños Vilanova. Caso de Xavi, Puyol o Messi, muy emocionados.

Del Barça, abrió el turno de intervenciones Josep Maria Bartomeu. «Gracias por haberlo cuidado tanto y haberlo querido hasta el final», agradeció el presidente a la familia de Tito. Más extensa fue la dedicatoria de Jordi Roura, el encargado de suplir al entrenador cuando éste tuvo que abandonar temporalmente el cargo el curso pasado. «Amigo, compañero y hermano. Te acabas de ir y no te imaginas lo que te echamos de menos», empezó el técnico, siempre en segunda persona. «Como buen marqués, eras elegante y presumido; el hombre de los detalles. Si jugabas a fútbol, el césped tenía que estar bien cortadito y regado y los balones hinchados. Siempre he admirado tu valentía. Presumías de ser un tipo normal y al final no lo has sido tanto: vivir en el recuerdo no está al alcance de cualquiera». Palabras duras y entrañables, pronunciadas con entereza, de uno de los que más ha sufrido la enfermedad de Vilanova en los últimos dos años y medio.