FÚTBOL INTERNACIONAL
Clemente unifica Libia
Estuvo seis horas parado en el bus del equipo, jaleado por el pueblo libio, tras ganar la Copa de África de Naciones. Es un héroe nacional
tomás gonzález-martín
Ha conquistado la Copa de África de Naciones cuándo nadie, solo él, lo esperaba. Fichado el 12 de octubre como seleccionador libio, el primer ministro del país, Ali Zidán, soñaba con una victoria que uniera a la población tras la dura guerra vivida hasta hace ... tres años, que acabó con la dictadura y la vida de Gadafi. El éxito de Clemente era muy difícil, casi imposible. Tenía que elegir futbolistas de una liga desangrada que resurge paulatinamente. «El promedio de edad del equipo es de 23 años», subraya el técnico ante ABC. «Solo tenía un jugador de 32 años, otro de 28 y un tercero de 26. El resto eran futbolistas jóvenes. Hay varios que podrían jugar en España, pero no voy a dar nombres, que vengan a verlos», advierte con la picardía que le define. Abushnaf y Elmehdi Elhouni son dos delanteros con hechuras. Al Mahdi, Saleh y Almaghasiv también tienen condiciones para militar en nuestro fútbol. No son Cristiano Ronaldo o Messi, ni corren como Di María . No poseen calidad para llegar al Real Madrid , pero sí a otros clubes españoles más modestos.mio t
Picardía inyectó en los jugadores para alcanzar el primer éxito histórico de Libia en el fútbol mundial. Ante todo, defensa firme. «Hubo partidos que jugué con tres defensas y en otros puse cinco. En ataque coloqué dos o tres puntas, según el rival». Y ganó el campeonato con una victoria y tres empates, resueltos a los penaltis en cuartos de final (ante Gabón), semifinales (contra Zimbabwe) y la final, en la que venció a la favorita, Ghana, por 4-3 desde los once metros, luego del cerocerismo reinante en el partido reglamentario. «Hoy es un héroe nacional», dicen en Libia.
Le denominan «El Rubio». «Estoy contento por la felicidad que ves por todos los sitios donde hemos ido. Cuándo llegamos de Sudáfrica con la copa estuvimos seis horas montados en el autobús, porque todo el mundo nos paraba para celebrarlo con nosotros. Es el primer éxito de Libia en el fútbol y esto ha sido, es, una fiesta nacional por todos los lugares de este inmenso país».
Hay un cántico del triunfo del preparador vizcaíno: «¡No tenemos agua, no tenemos luz, pero tenemos a Clemente!». El entrenador niega la mayor. «Aquí hay luz y agua. Es una nación rica, con mucho petróleo». La letra surge en recuerdo de las zonas más depauperadas por la guerra. El primer ministro, Ali Zidán, le recibió al llegar a Trípoli. El éxito era una forma de aunar al pueblo después de tantos sufrimientos. El técnico valora la situación: «Este país ha sufrido una guerra y el fútbol es una de las cosas que une. El triunfo ha unido a un pueblo que lo ha pasado mal».
Con su tez blanca y rojiza, como la camiseta del Athletic, con su pelo aurífero, «Javi» es inconfundible en Trípoli, en Bengasi o allá donde vaya. «El Rubio», le llaman en árabe. «La gente me para y me saluda por la calle. No entiendo lo que me dicen, pero están muy contentos, que es lo importante».
«Faltaron la ría y la gabarra». El 12 de octubre fichó por dos temporadas, hasta 2016. «Mis objetivos eran hacer un equipo para jugar esta Copa de África de Naciones y para clasificar a Libia ante la próxima Copa de África de 2016, que se disputará en Marruecos. Estaré aquí hasta que me canse». La diferencia entre las dos competiciones es que el torneo conquistado por Clemente solo lo pueden disputar los futbolistas que militen en las ligas de cada país, no los jugadores emigrados a Europa.
«El Rubio de Baracaldo» ha vuelto a celebrar un título treinta años después de sus éxitos con el Athletic. Han sido varios días de fiestas. Fue recibido al bajar del avión con cientos de rosas lanzadas por los aficionados. Posteriormente hubo comidas, bailes, fuegos artificiales recepciones. «La única diferencia con los triunfos con el Athletic es que nos han faltado la ría y la gabarra». Trapattoni fue el otro candidato a ocupar el puesto de seleccionador. Al Tishani, presidente de la Federación Libia de Fútbol, acertó.
«Cocino yo y llamo a Arguiñano para preguntarle cuánta sal o cómo lo hago», señala Clemente al hablar de su vida fuera del fútbol en Libia. A salto de avión entre Zarauz y Trípoli, no se ha llevado a la familia. Por eso, es cocinero antes y después de fraile. De Bilbao se trae los productos que no tiene en Libia y compite con Arguiñano. Tiene dos «gourmets» esperando cada día sus platos.
–¿Quiénes trabajan con usted en la selección libia?
–Ramón Catalá, que es mi ayudante y con quien trabajo con el vídeo para ver tanto a los rivales como nuestros partidos y jugadas, y Álex Fernández, que es responsable del campo físico y también trabaja en otros conceptos. Todos nos ayudamos.
–Viven juntos. Me dicen que usted no les deja cocinar ¿Por qué? ¿Tan malos son?
–No es que lo hagan mal, pero no les dejo hacer nada porque yo lo hago mejor. Soy el que cocino en la casa. ¡Estos dos comen a la carta! Me traigo de Bilbao las cosas que no encuentro en Libia, por ejemplo, el bacalao.
–Es un «cocinitas». Me comentan que llama a Arguiñano para preguntarle cómo hacer sus platos de «diez».
–¡Claro que llamo a Carlos! ¡Cada dos por tres! ¡En cuánto tengo un problema le pregunto cuánta sal hay que echar o cómo lo hago!
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