Un Barça bipolar se estrella contra el Valencia

Los de Martino, representados por su primera unidad –la que descansa en Copa del Rey– entraron en materia completamente “enfocados”, como diría el técnico argentino. Se podría decir que sus primeros treinta minutos fueron casi perfectos. Dominaron al rival, lo encerraron en su área, taponaron su salida, movieron el balón con rapidez y amplitud y se beneficiaron de la anarquía demoníaca de un Leo Messi cada vez más cómodo dejándole el área a Cesc Fàbregas. En ese rato, la abundancia de recursos deparó un goteo constante de ocasiones. Pronto, a la segunda, entró la pelota. Y no de cualquier manera. Fue un golazo de Alexis Sánchez nacido de una presión alta del Barça tras la que Messi centró raso al segundo palo. El chileno remató suave sin demasiado ángulo, a caballo entre la involuntariedad y la brillantez, por encima de Diego Alves.

Pizzi se olía una tarde larga de sufrimiento. Su equipo no daba una derechas, le venían por todos lados. Sólo la figura de Alves permitió que el marcador no se moviera hasta el gol del empate. A destacar la intervención del brasileño tras un remate a bocajarro de Alexis, en el minuto 11. De las mejores de la temporada. Hasta la media hora el Barça contabilizó un total de doce ocasiones de gol, pero sólo acertó una con la red. En ese punto, los azulgrana se relajaron al ver que su rival tenía suficiente con seguir respirando. No obstante, el aparente muerto resucitó a través de los arrestos de Parejo, que empezó y terminó la jugada de la igualada. Gol psicológico antes del descanso.

Martino, a juzgar por el inicio de la segunda mitad, no supo despertar a los suyos. Trastorno bipolar llevado al césped. Así, Piatti no tardó en poner por delante al Valencia. Para más inri, el pequeño argentino anotó de cabeza, beneficiándose de la pasividad de Alves y Piqué. Una vez más, la presunta defensa titular del Barça hizo aguas cuando el oponente supo superar la barrera de Busquets, quien hizo un partido tirando a malo. En el 52 volvieron a empatar los culés gracias a un penalti –inexistente– que Messi mandó a la escuadra, pero poco después el Valencia encontró de nuevo la forma de batir a Valdés gracias a una jugada que peleó Feghouli y finalizó Alcácer.

2-3 con media hora por delante. Ese fue el panorama que el Barça no supo aprovechar pese a contar con sus mejores nombres. Martino probó sentando a Xavi y Cesc por Iniesta y Tello, pero sólo se reencontró con la impotencia que condenó a su equipo en San Mamés o Ámsterdam. Jordi Alba terminó expulsado, Diego Alves no necesitó emplearse y el Valencia salió airoso de su semana más convulsa. Las reformas de Pizzi apuntan maneras.