El Chelsea descuelga al Liverpool

El inicio de la tarde en Stamford Bridge fue trepidante, volcánico el despertar de los dos equipos. Sin tiempo para instalarse en el césped, el Chelsea recibió un tortazo a los tres minutos con el gol de Skrtel , quien remató a puerta vacía después de que la defensa azul defendiera con muy poca gracia una falta desde el lateral que lanzó Coutinho.

En realidad, el gol fue una bendición porque dejó un partido precioso. Al Chelsea, lejos de amargarse, le espoleó ese zarpazo y completó un primer tiempo magnífico, ejemplar en la presión y muy vertical en su juego. Pudo empatar inmediatamente después con un remate de Hazard que salvó Johnson en la línea de gol o bien con un derechazo de Lampard que despejó Mignolet y al final encontró el premio a su derroche.

Los goles llegaron por inercia, merecidos porque el Chelsea tuvo arrestos y entusiasmo como para voltear la situación. Primero fue Hazard , con un gran golpeó desde la frontal, y luego Eto'o , quien dejó en evidencia a Skrtel y a Mignolet. Todo de forma natural, fruto de un notable primer tiempo del conjunto de Mourinho.

Todo lo bonito se vio en ese primer acto, en el que se retiró Ivanovic por lesión y con su marcha se esfumó casi todo el morbo de la tarde. El serbio se reencontraba con Luis Suárez después de aquel sonado episodio en el que se llevó un mordisco del uruguayo que le costó una sanción de diez partidos. Ivanovic y Suárez apenas coincidieron en la media hora en la que el defensa aguantó en el campo.

En la reanudación, el encuentro se atascó , considerable el bajón en todos los sentidos. El Liverpool evidenció que es más que otros años, pero sigue lejos de competir a la hora de la verdad. Esta vez, le faltó el acierto de Luis Suárez, que luchó en solitario contra todos, y Sakho dispuso de la mejor oportunidad con un cabezazo que repelió el larguero de la portería de Cech.

En el Chelsea, más o menos lo esperado. Mourinho protegió la cueva, dio un paso atrás y se lo jugó todo a la contra. Eto'o pudo sentenciar en una de ellas, pero su disparo a quemarropa lo desvió Mignolet. El camerunés, titular, se dejó el alma y también se entregó en defensa, cometiendo incluso un absurdo penalti sobre Suárez que ignoró Howard Webb porque quiso. Estaba delante, en línea recta.

Agonizaba la tarde y se quedó sin gasolina el Liverpool , a quien le penalizó la falta de oficio. Es, precisamente, todo lo que le sobra al Chelsea de Mourinho, que dio frescura a su equipo con la entrada de Torres en los cinco últimos minutos y a punto estuvo de resolver las primeras de cambio.