El Barcelona por fin se reconoce

Vuelven las sonrisas y se justifican en el juego, notable exhibición ante una Real Sociedad desbordada pese a su enérgica salida en tromba, un amanecer con un balón al palo al primer minuto antes de recibir un castigo importante. Ese disparo de Seferovic, que llegó por culpa de una falta de entendimiento entre Busquets y Mascherano que acabó con el argentino lesionado —elongación en el bíceps femoral de la pierna derecha—, fue un destello previo al chaparrón azulgrana, una excelente noticia para los alarmistas que se pensaban que al Barça se le había olvidado cómo iba esto del fútbol de mil toques.

El conjunto de Gerardo Martino recuperó su personalidad y se le reconoce el mérito del mismo modo que antes se le cuestionó . Es verdad que le salían las cuentas, inmejorables los resultados en este tramo inicial del curso, pero andaba lejísimos de lo que pretendía ser y no es delito denunciarlo.

Este martes, con Xavi e Iniesta iluminados, se empachó de pelota, elevó la posesión a cifras más acordes según su manual y presionó con viveza, un ejercicio que tuvo la recompensa del festejo. En 23 minutos, el Barça torturaba a un enemigo menor (3-0) y se enorgullecía con los aplausos de la grada, una grada que se preocupa más del cómo que del marcador. Esta vez sí, comunión absoluta entre los jugadores y el voluble entorno.

Entre los brotes verdes, y sin que el debate vaya más allá de las nacionalidades que cuestiona Martino, destacó por encima del resto un brasileño. Neymar, que ni es de la casa y tampoco tiene origen holandés, fue un espectáculo de principio a fin , un recital a la carrera que tuvo el premio de su primer gol después de un desbarajuste entre Bravo y su defensa y que compensó con una asistencia a Messi de inmediato. Él, que siempre dijo que llegaba al Barcelona para ayudar al argentino, no dejó de buscar a su socio y lo hizo todo muy bien, futbolista con una técnica infinita y que la aplica con toda la intención del mundo.

El Barça creció a partir de la dirección de Xavi y se recreó con sus delanteros, los tres en un nivel óptimo. Pedro, pese a su triplete en Vallecas, dejó su plaza para que Alexis mantenga el buen tono mientras Messi y Neymar mezclaban entre admiraciones . Fueron tres antes del descanso y lo llamativo es que la cuenta no fuera a más.

El tercero, un tiro de Busquets desde la frontal con Alexis en fuera de juego posicional , llegó después de que Messi fallara lo que nunca falla, mala noche en ese sentido la del delantero. Medio despejado el asunto de la posesión y del trato de la pelota, el próximo tema del que se hablará será el de su cambio a once minutos de la conclusión y de la cara con la que enfiló hacia el banquillo. El Barça es así.

De la Real, a la que le puede acabar pesando Europa, hay muy poco que contar. Cojeó desde la lesión de Xabi Prieto y sólo ofreció un poquito más en la reanudación, satisfecho con el gol de De la Bella para maquillar la cita. Y luego llegaría el grito liberador de Bartra, que cumplió atrás y cerró la goleada después de un jugadón de Messi. Aunque fue de más a menos, irrelevante el segundo acto, el Barça se da por satisfecho, feliz con su reencuentro en una noche azul de otoño.