Silverstone deja muy fríos a Alonso y Sainz: «El resultado es mejor que el ritmo»

Han ingresado nuevos protagonistas en el escalafón de la Fórmula 1 y los españoles han desaparecido del primer plano, se alejan del foco y miran con catalejo a Max Verstappen, vencedor por octava vez en este curso infalible para él.

Los McLaren provocaron delirio en el trazado 'british', pasión de los ingleses por su cultura del automóvil, su producto nacional, un McLaren en el podio con el británico Lando Norris y un recuperado Lewis Hamilton en el tercer escalón con el Mercedes que parece entonarse.

Dos circuitos adversos y el progreso de la clase media han arrinconado al Aston Martin que excitó al personal en las primeras carreras del año. Los progresos de Canadá, con Verstappen más cerca que nunca de Alonso, alentaron una escalada que se ha frenado de golpe.

En Austria el Aston Martin renqueó respecto a su propio rendimiento y en Inglaterra el ritmo no fue suficiente para plantear batalla más arriba de la zona blanda. Ni con las ruedas rápidas ni con las duraderas y lentas, el coche verde se animó a dejarse seducir por las manos mágicas de Alonso.

Aunque la Fórmula 1 es cuestión de detalles y de leer la letra pequeña del contrato porque siempre hay una cláusula penalizadora, la realidad es que el Aston Martin corre menos que a principio de temporada. O dicho mejor, Los adversarios han recortado la distancia y, en función del circuito y sus características, suben o bajan por encima de los bólidos verdes.

Alonso mejoró en la meta la posición de la parrilla, salió noveno y acabó séptimo, lo que identifica al piloto con sus esencias. Es capaz de adaptarse a todas las circunstancias, óptimas, mediopensionistas o nefastas, para exprimir el máximo jugo de su auto. En Inglaterra el piloto y su máquina fueron lentos.

El asturiano no pudo aguantar a Hamilton, más veloz el Mercedes, también con Russell, y trató a distancia a la sensación del fin de semana, McLaren, que hizo podio con Norris en la menor ventaja que ha obtenido Verstappen en todo el año, 3.9 segundos.

«Fuimos lentos todo el fin de semana, en carrera no iba a ser diferente», analizó Alonso. «Intente aguantar mucho tiempo con las medias y luego puse las rojas para mantener la posición. Pero Checo iba muy rápido».

Con seis coches por delante (Pérez también superó al asturiano en el tramo final), Alonso lideró el pelotón central, un séptimo puesto que dejó más frío que otra cosa porque el personal se había acostumbrado al podio semanal de su ídolo.

«El séptimo puesto es mejor de lo que íbamos en ritmo, o sea que es mejor resultado que ritmo teníamos», concluyó Alonso, más parco en el análisis.

Carlos Sainz empezó quinto y acabó décimo, una mala tarde en Silverstone porque el Ferrari que parecía volar en los ensayos no resistió al calor ambiental y machacó los neumáticos una carrera más.

De vuelta a los viejos vicios del coche que nació de espaldas, a Sainz le perjudicó el coche de seguridad por el accidente de Magnussen, pero también tuvo un agujero negro en el tramo final de la carrera, cuando le adelantaron en la misma vuelta Pérez, Albon y Leclerc. Un décimo puesto gélido.

Todo lo contrario sucede con Verstappen, que sigue su cosecha sin oposición. Con un contrario nuevo, el McLaren supersónico de Silverstone, el neerlandés condujo de maravilla otra vez y solo el coche de seguridad que apretó el pelotón impidió mayor ventaja de su parte.