Hamilton cambia el rumbo

El aterrizaje de Hamilton en Mercedes ha elevado el tono del campeonato y ha empolvado la nariz a una escudería que desembarcó en la Fórmula 1 con el aval de la historia de sus éxitos y una potente financiación. Mercedes, sin embargo, no luce palmarés en sus tres últimos campeonatos. Nico Rosberg ganó una carrera -en China el año pasado- y Michael Schumacher se arrastró por las pistas -un podio como máxima conquista-. Resultado dramático para una inversión mayúscula.

El constructor alemán compró en noviembre de 2009 la escudería Brawn, que acababa de proclamarse campeona del mundo con Button. Pagó cien millones y vendió su participación como propietario de McLaren (40 por ciento) para embarcarse en una aventura en solitario. Fichó a un joven Rosberg y a una leyenda, Schumacher, pero los dividendos no llegaron.

En la cuarta tentativa Mercedes ha elegido a Lewis Hamilton a cambio de un contrato superlativo. Veinte millones de euros anuales lo sitúan como el segundo piloto mejor pagado por detrás de Alonso. «No ha sido por dinero», dice Hamilton, quien, en su nuevo estatus, ha adquirido un jet privado por 23 millones. Un bombardier CL60 que se ha convertido en su puente de plata para unir Mónaco, su residencia, con Los Ángeles, la ciudad donde vive su novia, la cantante Nicole Scherzinger.

Señales de esperanza

El tiempo dirá si Hamilton se ha equivocado o acertado con el giro a su vida, pero aparte de detener su coche ayer en la primera jornada de entrenamientos, los indicios son prometedores. Ha dominado varias sesiones de pretemporada. Mejor tiempo y mejores perspectivas. En Montmeló rodó un segundo más rápido que el mejor crono de las pruebas del año anterior.

Hamilton, tipo impaciente, volcánico, rápido como una centella, habla ahora de sosiego, planes de futuro y visión a largo plazo en Mercedes. «Ganar el Mundial no es una posibilidad. No lo haremos. Sí podemos ganar alguna carrera este año. El objetivo principal es ser competitivo en 2014, cuando cambiará la reglamentación técnica de la Fórmula 1».

El trasvase de escudería ocasiona un cruce de caminos en Hamilton. ¿Cómo combinar la paciencia en los objetivos con la presión de una contratación multimillonaria que pretende reflotar un transatlántico? «Es un año en el que sabemos que no vamos a tener el mejor paquete aerodinámico, pero se trata de un excitante reto para mí», cuenta el británico.

Mercedes concluyó el Mundial 2012 en tierra de nadie y sin mayores expectativas, pero con la tropa motivada por la inyección de moral al haber contratado a uno de los pilotos más rápidos. Su comportamiento desde que llegó a la sede alemana, a pesar de la agitación del cambio en McLaren -fichó a Sergio Pérez -, indica que Hamilton ha encontrado un espacio para su felicidad, tanto dentro como fuera de las pistas. Después de seis años en una potencia planetaria como McLaren, ha descubierto una motivación, el motor que mueve cualquier vida.

«Estoy feliz porque tengo un nuevo reto, feliz porque tengo un nuevo comienzo, feliz es un nuevo capítulo en mi vida», dijo el inglés. «Eso es para mí disfrutar. No significa nada la presión del exterior. La presión se distribuye en los otros pilotos que tienen grandes coches que se han desarrollado en el monoplaza de este año. La presión la tienen ellos para competir y vencer. Nosotros tenemos todo por hacer y mucho que ganar».

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Hamilton cambia el rumbo