Dulcy Caylor, una aspirante a la estela de Biles

Caylor ha tenido una progresión en el mundo del tapiz, los giros, los equilibrios y los saltos. Pero le queda mucho por afinar. Lo sabe ella, que piensa en el cielo, pero tiene los pies bien anclados al suelo. Nació en Carolina del Norte, pero se mudó a Texas en 2017 para seguir con su preparación, y allí recaló en un programa de élite que la llevó a la cuna de las grandes figuras: el World Champions Centre (WCC), creado y dirigido por los padres de Biles y en el que los entrenadores Cecile y Laurent Landi hasta este 2024 y Patrick Kiens y Daymon Jones a partir de entonces han sacado al tapiz más de una medalla mundial y olímpica. Allí se encaminó Caylor, con timidez (no se atrevía a saludar a Biles por los pasillos) y con reservas por parte de su madre, que no sabía si en un espacio en el que estaban las mejores gimnastas consolidadas del país (las locales Biles y Jordan Chiles, pero también rivales como la francesa Melanie de Jesús dos Santos) los técnicos tendrían tiempo y ojos para las mejores aspirantes del país. Pero se le disiparon las dudas enseguida. «Aunque estén al otro lado del gimnasio, los entrenadores captan cada giro que se hace. Son incapaces de dejar pasar una mala ejecución», admiten las alumnas.

Dulcy recogió las directrices de la fábrica de estrellas y empezó a despegar. En 2021, ya no era ella la que pedía una oportunidad en el WCC, sino que Cecil Landi la invitó a formar parte de la élite. Con el cielo por alcanzar, la referencia que supone Biles la ha impulsado a creer que puede alcanzarlo. No pudo ir a los Juegos Olímpicos al quedar séptima en los clasificatorios, pero sí estuvo en París, regalo de sus padres para que se empapara del ambiente olímpico y tomara nota para los de Los Ángeles, donde se espera que sea la guía del equipo. Va por el buen camino, apuntada ya a la Universidad de Florida para seguir su carrera universitaria y deportiva sin tener que elegir, y con buenos resultados en este 2025. En septiembre, la eclosión: la mejor nota en los clasificatorios nacionales, por delante de las números 2 y 3 Leanne Wong y Joscelyn Roberson. «Solo quería divertirme, rutina por rutina. No quería prestar demasiada atención a los resultados, para no obsesionarme», decía. Su puntuación, 55.250 en el concurso completo, selló el billete a su primer Mundial, en Yakarta, con 17 años.

Brindó un gran actuación el martes, quinta en el global tras los cuatro aparatos; se cayó en asimétricas pero se rehízo con unas altísimas notas en salto (cuarta mejor puntuación), barra de equilibrio (sexta) y suelo (octava). Y recibió los ánimos de Biles, que sigue de cerca su progresión. «¡Vamos, Dulcy! ¡Estoy muy orgullosa de ti!», dijo en Instagram.

El viaje de Caylor continúa, no obstante, entre alegrías y lecciones. Incluso para reconocer que le vino grande su primera final mundial. Hubo brillos en salto, cuarta mejor nota, pero también dudas, miedos y caídas en el resto de aparatos, para un puesto decimotercero de experiencia y aprendizaje. «No lo hice bien y seré dura porque sé que puedo hacerlo mejor, pero es una experiencia increíble. Estar con todas estas gimnastas es una locura. Me cuesta pensar que estoy a su nivel, pero espero crecer y llegar», confesaba entonces. Consiguió liberarse de la presión y culminó el Mundial con un sexto puesto en suelo. Con 17 años, está muy cerca de ese nivel, si no lo está ya, con permiso de Biles.