Sam Bennett estrena la Vuelta a San Juan

El control de firmas de la primera etapa de la Vuelta a San Juan es un regreso al ciclismo puro, auténtico, del pasado. El ciclismo que se funde con el pueblo, sus calles, sus coches, sus sentimientos y que no guarece a los corredores en autobuses sin contacto con lo que les rodea.

Pululan 26 equipos por los alrededores del estadio Aldo Cantoni, en la ciudad de San Juan. Un lugar del mundo que presenta su carrera como si fueran unos Juegos Olímpicos, un sucedáneo del Circo del Sol colgando del cielo, una afición curiosa ante un deporte que no es fútbol y un paraje singular: apenas hay poblaciones en el recorrido, sino tierras áridas, sin posibles cultivos ni agua. La Argentina vacía que concentra perros sueltos en la ciudad.

Junto a los equipos estrella del pelotón, participan soñadores que aspiran al reconocimiento futuro, Chimbas Te Quiero, Virgen la Fátima, Banco Guayaquil o Municipalidad Pocito. Ciclistas como el brasileño Vinicius Rangel, que fantaseaba con ser alguien en este mundo y va camino de conseguirlo, ahora en las filas del Movistar y al mando del pelotón en los últimos kilómetros.

Las calles de San Juan acogen un esprint peculiar. Caída al margen a ocho kilómetros de la meta, el tren del Soudal (el antiguo Quick Step) pierde a su principal pasajero, el favorito Fabio Jakobsen. Tira del pelotón el campeón mundial, Remco Evenepoel, pero la carretera se bifurca por una mala señalización y del bulevar salen dos grupos como si una flecha los hubiera partido.

Cobra ventaja el Bora, pierden el paso el Soudal y Evenepoel trabajando para Jakobsen, no entra el novedoso vagón del Movistar para Gaviria y en la línea de meta, Sam Bennett se impone a Morkov, el lanzador de Jakobsen obligado a intentarlo, y Nizzolo.

Sesenta victorias para el irlandés, que tiene cinco etapas en la Vuelta (la última en agosto), tres en el Giro y dos en el Tour, siempre a toda mecha. Un escenario que se va a repetir en los próximos días ante Jakobsen, el ruso Syritsa, el italiano Viviani o el eslovaco incombustible Peter Sagan.