Los ciclistas especializados en triples
En el ciclismo, las comparaciones son siempre injustas. Philippe Thys, por ejemplo, figura en la lista de los grandes campeones por ser el primero en ganar tres ediciones del Tour: 1913, 1914 y 1920. Lejos de los siete de Armstrong. Ya. Pero al viejo campeón ... belga le pilló en medio la I Guerra Mundial (1914-19). Años sin poder disputar un Tour de Francia. Igual le sucedió a Gino Bartali con la segunda edición del conflicto armado, la trinchera que separó su victoria entre la Grande Boucle de 1938 y la 1948.
¿Fue mejor Coppi o Eddy Merckx? ¿Sube más Contador que Bahamontes? A saber. Por eso, mejor que comparar es buscar coincidencias. ¿Quiénes han ganado las tres grandes? Eso es objetivo: Contador y cuatro campeones que vinieron a la Vuelta cuando la carrera era organizada por el diario «El Correo»: Jacques Anquetil, Felice Gimondi, Eddy Merckx y Bernard Hinault.
Jacques Anquetil, la seda
La clase. Sin freno, ni en el ciclismo ni en la vida. Biografía de actor. Tocado por la gracia. En 1965 no quiso ganar su sexto Tour. Ya era el único con cinco victorias. Prefirió otro reto: encadenar el Dauphiné y la maratón Burdeos-París (600 kilómetros en un día). Lo logró. También quiso tener una Vuelta. En su primer intento, en 1962, se le cruzó uno de su gregarios, Rudy Altig. El alemán le batió incluso en la contrarreloj Baiona-San Sebastián (82 km.). Anquetil no lo soportó y abandonó. Bilis. Volvió al año siguiente. Agarró el maillot de líder en la primera etapa y paseó su tupé hasta la última. Julio Jiménez y Pérez Francés sucumbieron ante él.
Felice Gimondi, madrugador
A Gimondi le benefició la renuncia de Anquetil al Tour de 1965. El italiano apenas tenía 22 años. Era debutante. Y lo ganó. El primero y el último. No pudo recoger más porque le atropelló el campeón siguiente: Merckx. Cuando Gimondi llegó a la Vuelta de 1968, ya tenía el Giro y el Tour. Aquella edición de la ronda española resultó un tanto convulsa. Un atentado obligó a suspender la etapa entre Vitoria y Pamplona. Fue una Vuelta de extranjeros. Grandes. Como Janssen o Altig. También vio el debut de Luis Ocaña, el espectáculo. El maravilloso loco castellano. Y también asistió esa Vuelta al ataque de Gimondi, silencioso hasta ese día, en el alto de Orduña. Apartó por once segundos a Pérez Francés del liderato y luego ganó la contrarreloj entre San Sebastián y Tolosa. La Triple corona.
Eddy Merckx, tirano
El mito belga se cansó del Tour en 1973. Lo tachó de su calendario. Y, como Contador ahora, rentabilizó esa decisión. Se alistó en la Vuelta de ese año. De esa decisión nació una de las grandes etapas de la ronda. Era sábado, 12 de mayo. En Orduña, claro. Merckx era intocable: ya poseía cuatro Tours y tres Giros. Frente a él, Ocaña, Thevenet, Pingeon, el tremendo Kas de Fuente y el mejor equipo Casera de la historia. Aquel sábado tocaba la penúltima etapa: Torrelavega-Miranda de Ebro. Con los puertos de Alisas, Los Tornos y Orduña. 203 kilómetros. En Orduña arranca Agostinho, lanzador de Ocaña. Ceden Pedro Torres y Pesarrodona. El público copa la cuneta. Mediado el puerto, aparece Ocaña. Bestia. Merckx se agacha. Pierde metros. Como Thevenet enseguida. Los dos conceden medio minuto en la cima, pero alcanzan al conquense camino de Miranda. El sprint, lógico, es para el belga. Ése fue el mejor podio final de la historia de la Vuelta: Merckx, Ocaña y Thevenet.
Hinault, Serranillos
El primer triunfo en la Vuelta de Hinault coincidió con la última edición dirigida por El Correo. El ciclismo español apenas latía. Y encima, incidentes. Cortes de carretera. Barricadas. Hasta tuvo que anularse la contrarreloj final, la que había ganado el propio Hinault. Era aún una promesa. Un joven campeón francés. Orgulloso. De mentón al viento. Enrique Cima y el joven Belda apenas le hicieron oposición. Más le costó ganar su segunda Vuelta, la de 1983 y la retransmisión en directo del triunfo de Lejarreta en Los Lagos. Hinault esperó hasta Serranillos, en la sierra abulense, para machacar al florenciente Gorospe. Los dos pagaron aquel fantástico día. El vizcaíno nunca volvió a ser el mismo. El francés molió una de sus rodillas y luego lo pagó con la renuncia al Tour.
Las historias de cada triunfo llevan a rastras mil dificultades. Basta mirar a Contador: en 2004 era un paciente de la sección de cirugía cerebral del Hospital Ramón y Cajal. Ayer cerró sus quince meses mágicos y ya coincide con Anquetil, Gimondi, Merckx e Hinault.
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